La polenta es un alimento a base de harina de maíz, es un alimento bastante antiguo que nos da la posibilidad de prepararlo de diversas formas. Es un plato originario del norte de Italia, el cual hoy se ha expandido a todo el mundo; es común encontrarlo en toda Europa y algunas zonas de Latinoamérica, como Cuba, México, Brasil, Argentina y Perú. En Venezuela recibe el nombre de Funche.
Se cree que existía desde el Imperio Romano, pero si bien es un alimento bastante antiguo, en sus orígenes no se hacía de maíz, era hecha de cebada o de trigo. El maíz fue introducido en Europa después del año 1942, cuando Cristóbal Colón descubrió a América y llevó esta planta cereal a Europa. No obstante, la aceptación y difusión de este nuevo alimento fue bastante lenta y sólo a mediados del siglo XVII, en el norte de Italia, se empezó a sembrar este cereal; el clima ayudó mucho para poder obtener esta siembra.
La polenta se cocía tradicionalmente en una olla de cobre, conocida en Italia como paiolo. La cocción era bastante lenta con el fin de sacarle todo su sabor, se podía demorar hasta 2 horas, revolviendo constantemente. Fue así como la sémola de maíz se fue convirtiendo en el ingrediente principal de la polenta.
Hoy en día la polenta puede cocinarse en cualquier olla del hogar, y hay hasta quienes lo hacen en microondas. También la podemos encontrar frita “polenta fritta” y horneada. Principlamente se encuentra con la adición de diferentes ingredientes, pues su sabor puede resultar bastante simple si no se le echan complementos, incluso para aquellos que disfrutan bastante del maíz.
En algún momento se consideró este plato como una comida para pobres, pero se popularizó para los estratos sociales, donde ricos y pobres la degustan. Es común mezclar este plato con queso, jamón, hongos (portobello, champiñones, setas), etc.
Este es un alimento muy nutritivo que aporta proteínas y carbohidratos a nuestro organismo, siendo un alimento que ayuda a producir energía, además de tener fibra y ser antioxidante.
Es fácil de elaborar, prácticamente consiste en la mezcla de la harina con algún líquido como agua o leche, sal y algún condimento al gusto. Se pueden preparar platos dulces y salados.
Si se elabora este producto con agua, será de muy fácil digestión, por lo que se podrá comer a cualquier hora del día, incluso en la noche.
Una gran ventaja de este producto es que es libre de gluten y no contiene colesterol (para esto último hay que tener cuidado con lo que le eches).
Este alimento se convierte en un excelente aliado de aquellas personas que no pueden comer harina de trigo por la intolerancia al gluten.
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