Margaritas: Cómo cuidar margaritas

Todo el mundo conoce la margarita, una bella flor que se encuentra en cualquier parte, ya sea en prado, jardines, campo abierto, cunetas de las carreteras. Incluso su nombre es ya un nombre de mujer tradicional, que han llevado reinas y criadas, oficinistas y ejecutivas por todo el mundo, o actrices, como las famosa actrices Margarita Xirgú o Margarita Carmen Cansino, más conocida como Rita Hayworth. La primera vivió en los años treinta del siglo pasado y entre otras muchas obras, interpretó las piezas de Federico García Lorca, y la segunda protagonizó la mítica película “Gilda”.

De la flor a los nombres femeninos, la margarita ha pasado también a la gastronomía, como demuestran dos preparaciones conocidas en el mundo entero: la pizza margarita, y el cóctel margarita, a base de tequila y zumo de lima.

Sin embargo, cuando hablamos de margaritas pensamos en la típica flor con un disco amarillo en el centro, rodeado de muchos pétalos largos y blancos. Otra imagen recurrente cuando se menciona la palabra “margarita” es la del famoso dilema de los enamorados: “¿Me quiere? ¿No me quiere?”, mientras se arranca con cada pregunta un pétalo, con la esperanza de que el último en ser desgarrado sea el de “me quiere”.

En realidad, es mejor hablar en plural, de las margaritas, pues aunque la que hemos citado, la margarita común o de los prados, es una de las 140 especies de margaritas que hay, que a su vez formpan parte de las 23.000 plantas que forman la familia de las asteráceas o compuestas, y en ese grupo están las margaritas, pero también los girasoles y la manzanilla. La margarita típica y más popular es, según su nombre latino, la Bellis perennis, aunque hay muchas variedades muy similares entre sí.

Es una flor que no da especiales problemas a jardineros ni aficionados, pero para que sepas qué hacer si quieres plantar con éxito las margaritas, te indicamos cómo cuidar las margaritas.

Margaritas: Cómo cuidar margaritas

La planta

Las margaritas son plantas herbáceas y vivaces, perennes, que se caracterizan por su tallo fino y largo, que puede llegar incluso a un metro de alto, con pocas hojas en él, y con su típica flor de centro amarillo y numerosos pétalos alargados y de color blanco.

Son típicas de campos y bordes de los caminos, y se usa mucho en jardinería, sobre todo para mezclar entre el césped, o para decoración como flor cortada, y como no dan grandes problemas para su siembra y crecimiento, se pueden plantar en terrazas y macetas, y no sólo eh jardines o parques, además de su entorno natural en el campo. Es nativa de Europa, norte de África y Asia Central, pero se encuentra en todo el mundo, prácticamente.

La margarita es una planta que no sufre muchas enfermedades, aunque hay que vigilar cualquier posible plaga que pueda aparecer, al igual que con el resto de plantas y flores, sobre todo los caracoles, que son su peor enemigo.

Pero también de los pulgones y las cochinillas, porque se nutren de la savia de las flores y detiene su crecimiento. También provocan manchas en las hojas y tallos con un líquido viscoso que impide a las margaritas realizar adecuadamente la fotosíntesis.

Además de las plagas, estas flores pueden sufrir alguna enfermedad causada por hongos, sobre todo en las hojas, donde provocan la aparición de manchas, que se deben combatir con fungicidas, mejor si son ecológicos, pues tendrán menos efectos secundarios dañinos sobre la propia planta y sobre el resto de vegetales del jardín o espacio donde tengas las margaritas.

El terreno

Aunque las margaritas crecen en cualquier tipo de terreno, incluso en los que son poco fértiles, lo recomendable, para tener una planta espléndida es que la tierra sea de calidad, y con suficiente humedad, sobre todo en el momento en que comienzan a salir y crecer y en el de la floración. Para las margaritas en general, les viene mejor la tierra de jardín o similar que el cultivo en maceta, aunque siempre hay variaciones dependiendo de cada variedad.

Por ejemplo, la gazania y la agatea soportan mejor que otras crecer en maceta, y por el contrario, las que requieren un buen suelo, de más profundidad y mejor calidad, para salir adelante, son los crisantemos, los ásteres, la erigeron y la doronicum.

Es recomendable aprovechar el invierno para oxigenar el sustrato, removiéndolo y añadiéndole abonos químicos apropiados para ellas -hoy en día hay muchos entre los que escoger-, y también humus. También hay que recortarles las ramas y hojas secas.

Para cultivarlas no requieren de grandes trabajos, pues se reproducen bien por medio de partir las matas y volver a plantar estas en otros lugares que prefiramos, en particular que este método les viene bien a las antes citadas y también a la coropsis. También se puede reproducir con semillas. Al plantarlas, es conveniente hacerlo separadas por una distancia de diez a quince centímetros.

Un método que también usan muchos jardineros, muy sencillo y barato, es el de apartar los esquejes que nacen alrededor de la planta principal, arrancándolos desde la raíz con cuidado, y que tengan esa raíz lo suficientemente grande para que se puedan reproducir sin problemas.

La mejor estación para realizar estas operaciones de transplantar y reproducir las margaritas es la primavera, para que luego crezcan plenamente y florezcan en verano. Si esto se hace en el otoño, cuando las temperaturas empiezan a ser bajas, cuando su ciclo es replegarse y esperar a que pase el invierno, lo que hay que hacer es ponerlas en macetas y bajo techado, y cuando comience la primavera se transplantarán a un suelo de tierra.

Aunque esta flor crece bien sin abono, este siempre mejorará su rendimiento y hará que crezca con más fuerza. Será suficiente un abono universal, o uno más específico para plantas de flor.

Margaritas: Cómo cuidar margaritas

Las estaciones

En cuanto a las temperaturas, altas del verano y bajas de invierno, la mayoría de las margaritas no sufren con los rigores del frío, ya que es una planta perenne, y aguantan muy bien las heladas, aunque no es este el caso del crisantemo frutescens, uno de los crisantemos más conocidos y populares en los jardines. Cuando llega el invierno y el frío lo domina todo, las margaritas desaparecen y están en suspenso para brotar con toda su fuerza en cuanto la primavera empieza a dar síntomas de acercarse, floreciendo enseguida y dando a todo el mundo su belleza, y así seguirá durante todos los meses de tiempo soleado hasta que el invierno asome sus primeros zarpazos de hielo.

Y en cuanto al verano, como las temperaturas pueden ser altas o muy altas, dependiendo de cada región geográfica, pues hay margaritas para cada zona. Las que soportan el fuerte calor sin mayores incidencias son la gazania, la agatea, la coreopsis y la rudbequia, entre otras.

Como dato anecdótico, la margarita más temprana, que florece a finales del invierno o primeros días de la primavera, es precisamente la más conocida como tal, la chrisanthemum paludosum, la de centro amarillo y pétalos blancos.

El riego

Todas las plantas y flores necesitan agua, como todo ser vivo, en distintas cantidades, dependiendo de la variedad y la especie, y de la estación. Por su parte, las margaritas necesitan ser regadas con cierta frecuencia, aunque no diaria, mejor con agua calcárea, y estar atentos a que la tierra en la que están esté siempre húmeda, aunque no encharcada, de manera que el riego debe ser una costumbre constante. En verano será suficiente con darles agua cada dos o tres día, y en invierno, cada diez días, aproximadamente.

La luz

Las margaritas necesitan del sol para crecer y florecer en abundancia, aunque algunas pueden estar a ratos en el sol y en la sombra, pero debes saber que será a costa de darán muchas menos flores.

Por eso, si quieres tenerlas dentro de casa u otro interior, debes ponerlas en algún lugar donde puedan recibir al menos tres o cuatro horas de sol cada día. La luz solar es fundamental para su buen crecimiento y floración.

Usos medicinales

La margarita ha tenido un uso medicinal desde hace siglos, y en general se han usado sobre todo las flores y las hojas, aunque también a veces se han utilizado las raíces, sobre todo para dolencias como el escorbuto, y para diversos problemas dermatológicos, como el eccema. Y no es una planta tóxica para el ser humano.

Además, toda la planta tiene diversas propiedades curativas: es expectorante y antitusíva, en caso de resfriados y similares que cursan con tos; también ayuda a la excreción de agua como el excelente diurético que es; es sudorífica, lo que también es un buen suplemento para gripes y resfriados; tiene aplicación como antihipertensivo, para ayudar a controlar la tensión arterial alta; es cicatricatizante y antiespasmódica; es digestiva y laxante; y también se usa para la curación o alivio de molestias oftalmológicas, como es conocido el uso de la manzanilla, que es una margarita también, en compresas empapadas en una infusión de esta planta, para aliviar varios problemas oculares.

Usos gastronómicos

Aunque no es muy conocido este dato, las hojas de la margarita son comestibles, y se pueden consumir perfectamente en ensaladas, en las que acostumbran a presentarse en compañía de las hojas del diente de león y del hinojo.

Las más comunes

Algunas de las margaritas más comunes son las siguientes, además de las que ya se han citado: la Shasta, bastante grande, y que se puede cultivar también a la sombra, pero siempre con horas suficientes de sol; la equinácea purpúrea, que a veces crece hasta los 120 centímetros de alto, con pétalos de color púrpura y con un disco central más grande que la margarita común y que se realza sobre los pétalos; la rudbeckia, que es silvestre, es una margarita muy resistente, y tiene un botón central de color burdeos, y un tono parecido en la parte interior de los pétalos, que son de color naranja en las puntas; la gerbera, que tiene el disco central de tono oscuro y los pétalos son muy largos y de colores brillantes, más frágil que las demás margaritas, por lo que en invierno se debe cuidar como una flor de interior, es originaria de Sudáfrica, Madagascar y Asia; la magarza, por su parte, es autóctona de las islas Canarias, sus pétalos pueden ser blancos, amarillos o rosas y con flores dobles.

Otras margaritas bastante populares son los ásteres, o asters, que crecen a lo ancho más que a lo alto, lo que las hace muy apropiadas para usarse como flor cortada, para decorar jarrones y rincones de casas e interiores. Dan flores desde agosto a noviembre. También se cultivan con

También está muy extendio el cultivo de los crisantemos, que se dan tanto como plantas de hoja caduca como en variantes perennes. Aguantan muy bien los rigores invernales, y aunque en invierno sólo queden las raíces, no mueren, sino que volverán de nuevo con las primeras suavidades de la primavera. Esta planta es la flor más vendida en toda Europa.

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1 Comentario
  1. isa dice

    a las margaritas les echan agua cada 2 o 3 dia

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