Cómo hacer callos a la madrileña
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Se ha dicho que cuando se disfruta de lo que se hace, esto no es un trabajo sino un pasatiempo. De ahí la importancia de seleccionar bien a qué nos vamos a dedicar en la vida, ya que de ello dependerá nuestra felicidad y satisfacción personal.
Cuando nos gusta lo que hacemos, lo disfrutamos al máximo. Ponemos nuestro corazón en ello y nos esforzamos por hacerlo lo mejor posible. Nos enorgullecemos de nuestros aciertos y sufrimos nuestras equivocaciones. La misma premisa aplica a las labores que realizamos de forma cotidiana como, por ejemplo, cocinar.
A la persona que no le guste cocinar, lo hará de mala gana, sin la menor motivación y, por lo tanto, los resultados que obtendrá no serán buenos, lo cual aumentará su frustración y su negatividad hacia esta noble labor. De ahí que existan tantos que se consideran como unos malos cocineros.
No obstante, está la otra cara de la moneda. Aquellos que, aunque no son chefs profesionales, disfrutan de lo que hacen y, por lo tanto, todo lo que preparan les queda delicioso, aun si es primera vez que lo hacen o si se trata de una receta muy sencilla.
Por lo general, a este tipo de personas les gusta ampliar su recetario personal, integrando recetas tanto sencillas como complejas, ¿eres de quienes aceptan el reto? Si te gusta la buena cocina, no puedes dejar de preparar los callos a la madrileña. Se trata de un plato típico de la cocina española, hecho a base de las tripas de la ternera, ¿te gustaría aprender a hacerla?
Puede que no te suene muy suculenta la idea de cocinar las tripas de la ternera. Sin embargo, si te atreves, verás que no te arrepentirás, pues su sabor es único y sumamente delicioso. Veamos ahora mismo cómo prepararla.
Instrucciones para hacer callos a la madrileña
Los callos no son más que las tripas de la vaca o la ternera. Siendo más específicos, se trata de su estómago. A continuación, te diremos paso a paso lo que debes hacer para que te queden deliciosos y sin nada que envidiarle al de las tabernas o restaurantes de Madrid.
- Primeramente, los callos deben estar bien limpios. Lávalos con abundante agua caliente. De hecho, si es posible, ponlos a hervir un par de minutos. Luego que hayan hecho espuma, sácalos del agua y vuelve a enjuagarlos muy bien.
- Cuando ya estén bien limpios, córtalos en trozos.
- Ahora será el momento de ocuparte de los otros tipos de carne que has decidido utilizar. Por ejemplo, las manitas y morro. Estas también deben estar bien limpias para que las puedas cortar en trozos. Un tamaño que sirva para un bocado.
- Pica en trozos lo que hayas seleccionado de charcutería.
- El siguiente paso está relacionado con las verduras. Pela las cebollas para luego picarlas en cubos muy pequeños. Haz lo mismo con los tomates.
- Pela y pica o tritura los ajos.
- Pela las zanahorias y pícalas en rodajas.
- Calienta aceite en una sartén grande a fuego medio.
- Sofríe la cebolla y el ajo. Remueve constantemente para que no se te vayan a quemar. Haz esto por unos 5 minutos.
- Después, deberás agregar lo que hayas seleccionado de charcutería. Por ejemplo, morcilla, chorizo, etc.
- Luego de que se haya cocinado por unos minutos, lo siguiente será incorporar el tomate. Mezcla bien y permite que se cocine por un espacio de unos 10 minutos. Baja la intensidad del fuego y deja que se siga cocinando.
- Apaga el fuego cuando haya pasado el tiempo de cocción.
- En una olla exprés coloca los callos, así como los otros tipos de carne que hayas elegido, la zanahoria y el sofrito que acabas de terminar.
- Agrega sal, el pimiento choricero y una hojita de laurel.
- Cubre todo con agua hasta sobrepasar los sólidos, al menos por un dedo.
- Tapa la olla y déjala cocinando por una hora a fuego medio.
- Cuando haya pasado el tiempo de cocción, abre la olla y verifica la sazón. Si notas que le hace falta sal, agrégasela y remueve todo nuevamente. También es importante que verifiques el término de cocción de los callos. Si no están lo suficientemente suaves, tapa la olla nuevamente y deja que se cocinen por unos 15 minutos más.
- Luego, cuando finalmente estén listos, podrás servirlos en las cazuelas o cuencos de arcilla tradicionales. Ahora solo queda disfrutar de este delicioso plato madrileño.
¿Te gustó la receta? ¿Quieres conocer cuáles son los ingredientes que necesitas para su preparación, así como sus cantidades? De ello estaremos hablando ahora mismo.
¿Que necesitas para hacer callos a la madrileña?
Para que 6 comensales queden satisfechos, necesitarás los siguientes ingredientes:
- 1 ½ de callos de
- 200 gramos de morro de cerdo.
- 2 manitas de cerdo.
- 3 chorizos ahumados.
- 3 morcillas de cebolla.
- 1 zanahoria grande.
- 2 tomates grandes.
- 2 cebollas blancas.
- 4 dientes de ajo.
- Una hoja de laurel.
- Una cucharadita de pulpa de pimiento choricero.
- Aceite de oliva extra virgen.
- Agua.
- Sal al gusto.
- Si lo deseas, puedes agregarle 2 o 3 guindillas.
Por supuesto, como es natural, cada receta tiene sus trucos, secretos o recomendaciones adicionales. Continúa leyendo para que te enteres de cuáles son las recomendaciones, que debes tomar en cuenta, a la hora de preparar tus callos a la madrileña.
Consejos para hacer callos a la madrileña
Si no deseas usar los callos de la vaca, puedes sustituirlos por otras tripas o por un poco de carne de pata. En ese caso, ya no se consideraría que es el típico plato madrileño.
Puesto que se trata de una receta muy rendidora, porque se hace en grandes cantidades, si sobra algo, ¡que no se te vaya la olla! Puedes congelarlo para consumirlo después. De hecho, se considera que, cuando los vayas a descongelar para comerlos, tendrán mucho más sabor, pues todos los ingredientes se habrán concentrado.
Para preparar unos callos a la madrileña como para chuparse los dedos, lo ideal es que puedas preparar tu propio tomate frito casero. La receta es muy sencilla. Solo tienes que pelar los tomates. Para ello, hazles un corte de cruz superficial por la parte de abajo.
Coloca los tomates en una olla con agua hirviendo por unos 2 minutos. No te excedas de ese tiempo. Notarás que la piel, en la parte que hiciste el corte, comenzará a desprenderse sola. Pélalos todos y pícalos en trozos medianos o pásalos por un triturador.
Calienta una olla con un poco de aceite de oliva, echa los tomates, una pizca de sal y otra más pequeña de azúcar. Remueve por unos minutos, tapa la olla y baja la intensidad del fuego. Permite que se cocine por unos 40 minutos y remueve de vez en cuando. Rectifica la sal, en caso de que sea necesario. Apaga el fuego y deja que repose tu salsa de tomates fritos.
En caso de que no cuentes con una olla exprés, puedes utilizar una olla convencional, la que siempre usas para preparar tus guisos y comidas. Sin embargo, ten en consideración que la cocción de los callos se tardará unas 4 horas, como mínimo. Por eso, lo mejor que puedes hacer, es comenzar a ablandarlos desde muy temprano o hacerlo al día anterior para luego solo tener que prepararlos.
Si deseas conservar enteras las piezas de morcilla y de chorizo, no las coloques en la olla desde el principio. Lo más recomendable, en este caso, es que las integres cuando solo falte una media hora para terminar la cocción del resto de los ingredientes. Puedes hacer lo mismo con las carnes, para asegurarte de que no se rompan.
Ten cuidado con el exceso de sal. Por lo general, no será necesario añadir más al guiso, ya que la charcutería aporta un gran nivel de sazón al cocido. Hazlo solo cuando consideres que sea estrictamente necesario.
No abuses de la cocción de los callos. La idea es que queden lo suficientemente suaves como para comerse sin complicaciones y sin la sensación de que se está comiendo goma de mascar. Si los cocinas demasiado, pueden deshacerse y no queremos que suceda eso.
El morro de cerno, las manitas y las guindillas son ingredientes opcionales. Tú decides si los usas o no. También los puedes sustituir por otros que sean más de tu agrado. Recuerda que eres libre de experimentar y de darle tu toque personal a la receta.
Ahora bien, ¿te gustaría preparar alguna otra comida para acompañar tus callos a la madrileña? Veamos qué opciones tienes.
Con qué acompañar los callos a la madrileña
El acompañante ideal para esta receta es el pan casero, ya que lo puedes disfrutar humedeciéndolo en la salsa de los callos. Puesto que hay muchas recetas de panes caseros, estaremos compartiendo contigo una que gusta mucho. Se trata del pan de pueblo.
La noche anterior a su elaboración, es necesario que prepares la masa madre. Para ello, coloca agua en un bol y luego integramos la levadura. Añade la harina y mezcla bien los ingredientes hasta crear una masa. Cúbrela con papel film y déjala reposar en la nevera hasta el día siguiente.
Luego, para hacer el pan, pon agua y levadura en un bol grande y mezcla bien. Añade harina de fuerza, sal y la masa madre que preparaste el día anterior. Amasa hasta que consigas una masa suave y, a la vez, un poco pegajosa.
Unta un bol con aceite de oliva y colócala en él. Luego cúbrela con un paño limpio y deja que repose por unos 30 minutos hasta que duplique su tamaño. Pasado ese tiempo, vuelca la masa sobre la superficie en donde la vas a trabajar, la cual ya debe estar espolvoreada con un poco de harina.
Amasa suavemente para sacarle el aire y darle la forma que deseas. Colócala en un recipiente para horno forrado con papel para hornear. Hazle un corte a la masa en su superficie, espolvoréala de harina y déjala reposar para que duplique su tamaño nuevamente. Esto tomará otros 30 minutos.
Precalienta el horno a unos 250ºc. Coloca en el horno una bandeja con agua y, a media altura, una rejilla. Pon el pan sobre la rejilla y permite que se hornee por unos 10 minutos. Luego, baja la temperatura del horno a unos 200ºc y deja que se cocine por unos 40 minutos más. Cuando esté listo, sácalo del horno y déjalo reposar para que lo puedas comer.
Como pudiste darte cuenta, tanto el pan de pueblo como los callos a la madrileña, son recetas muy sencillas de llevar a la práctica. Solo tienes que atreverte y hacerlos lo antes posible. De esa manera, podrás jactarte de que todo lo que está en la mesa, incluyendo el pan, ha sido hecho por tus manos. Te sorprenderá ver como más de uno querrá una ración más de comida. ¡No te arrepentirás!