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A buen seguro que alguna vez, aunque haya sido de forma involuntaria, te has encontrado en un centro comercial repleto de gente comprando y has pensado que agobio. Esta misma situación puede trasladarse a otros escenarios como el transporte público en hora punta, o bien, una discoteca que reciba la visita de un DJ importante, o sea un día realmente señalado. En estos tres escenarios, la densidad de gente era muy alta. Entendemos por algo denso, alguna cosa que está muy presente en un espacio determinado. Como más cantidad haya en dicho espacio, mayor densidad habrá. En los tres ejemplos concretos, tanto en el centro comercial, el transporte público o la discoteca, había muchísima gente en un espacio limitado. En ese sentido, la densidad que nos encontrábamos era muy alta. También es aplicable al terreno de la comida, donde por ejemplo, el cacao puede ser un buen ejemplo. Como mayor densidad de cacao haya en el chocolate, más amargo será. Esto puede ser bueno para los que les guste el chocolate negro o malo para aquellos que prefieran un chocolate más suave como por ejemplo el que va acompañado de leche.
¿Qué es la densidad?
La palabra densidad tiene su origen en el latín, y es utilizada en numerosos campos de las ciencias tanto sociales como naturales. Procedente de «densitas», podemos hablar por un lado de la densidad en el campo de la demografía. Es la relación que existe entre los habitantes de un municipio en sus kilómetros cuadrados expresada en habitante por kilómetro cuadrado. Obviamente, se requiere algo para comparar y sacar una conclusión racional, ya que sin ello, todo lo que digamos tendrá una enorme subjetividad. ¿Por qué? En algunos regímenes como el comunismo están acostumbrados a vivir en comunas y, por tanto, la densidad de población alta parece algo que se da como normal. En cambio, en otro tipo de sociedades como la capitalista es más normal vivir solos en su propiedad privada. Además, en este tipo de países, la tasa de natalidad también se ha visto reducida. Otro fenómeno también está afectando a la densidad de la población en los países occidentales. Éste es el abandono del campo para migrar a las grandes ciudades y viceversa. Por un lado, los jóvenes que quieren tenerlo todo a mano emigran a vivir a ciudades importantes y grandes, aumentando la densidad de la población, como podría ser Barcelona o Madrid. En cambio, otros que buscan más la tranquilidad se marchan a vivir a los pueblos colindantes donde vive mucha menos gente y hay mucho más espacio. Sin embargo, estas personas son minoritarias. De hecho, según el pueblo que sea, los avances tecnológicos tales como la fibra óptica cuesta que lleguen.
Si nos vamos al ámbito más científico, nos encontramos con un razonamiento similar. En este caso, hablamos de la masa y del volumen. La densidad no es más que la cantidad de la masa de un material que existe en un volumen determinado, normalmente hablamos de agua. Por ejemplo, los jóvenes lo experimentan prácticamente cada fin de semana. El denominado botellón está a la orden del día y, aunque lo hagan de forma inconsciente, juegan con la densidad. Si quieren un vaso más cargado de alcohol introducirán una mayor cantidad del alcohol, cerveza o el licor que estén consumiendo y una menor cantidad de mezcla, en ese caso, hablamos de Coca-Cola, Fanta o cualquier refresco de frutas. En cambio, si lo quieren más suave deberán hacer el paso contrario. Introducir poco alcohol en el vaso y acompañarlo de una mayor cantidad de refresco. El Sistema internacional recoge que debería expresarse en kilo por metro cúbico. Sin embargo, por temas prácticos se expresa de otra forma, básicamente porque sino saldrían cantidades demasiado pequeñas y díficiles. Para subsanar este tipo de controversia, se decidió acuñar la medida de gramo por centímetro cúbico. De esta forma, tenemos que leer números más normales y, por tanto, las interpretaciones y las comparaciones que deben hacer los científicos son mucho más sencillas que no con decimales y números más extraños.
No olvidemos que cada materia tiene una densidad determinada en su hábitat normal. Una de las más conocidas es la del agua, la cual 1 litro de agua corresponde a un kilogramo de masa, por tanto, en este caso diríamos que su densidad es de 1 kilo/litro. Obviamente, en cada caso, podemos pasar de un tipo de conversión a otra, en función de la comodidad de los números. Eso sí, en todo momento debemos asegurarnos que las equivalencias que estamos utilizando son las correctas, ya que en caso contrario, estaremos cometiendo errores a la hora de tomar conclusiones. A efectos prácticos, la densidad también está directamente relacionada con el hecho que un cuerpo pueda flotar en el agua, o en cambio, se acabe hundiendo. Como hemos dicho anteriormente, la densidad está directamente relacionada con la masa y, por tanto, aquellos objetos que tengan una densidad de mayor tamaño como podrían ser una piedra o un trozo de madera se hundirán, mientras una pluma, por poner un ejemplo, flotará sin ningún problema en el agua. En las personas, también se puede aplicar la densidad a la hora de medir el nivel de grasa que podemos tener, calculando la cantidad de grasa almacenada en nuestro cuerpo en relación a nuestro peso corporal. En este sentido, se puede expresar en un tanto por ciento el cual menor al 20% es adecuado para la salud, y menor de un 10% es correcto para un nivel estético. También la masa muscular está relacionada con la grasa a la hora de intentar aumentarla y buscar la dieta alimentaria y la rutina de ejercicios más adecuada para conseguir nuestros objetivos corporales. Parece mentira, pero sí la densidad también está presente en esta área.
Beneficios de la densidad
Con todo, conocer la densidad y todo lo que acarrea puede llevarnos a múltiples beneficios, aunque pueda parecer una tonteria. Las ventajas más destacadas son las siguientes:
- Hacer estudios sociológicos. La densidad de la población permite realizar estudios sociológicos. Conocer las zonas donde el kilómetro cuadrado está más libre y viceversa, y a partir de aquí, intentar conocer las razones que han llevado a esta situación. Incluso, esto se puede relacionar con el apartado macroeconómico y microeconómico para saber si el precio de la vivienda puede estar detrás de todo esto.
- Aprobar ciencias naturales. La densidad es algo que se aprende en Ciencias Naturales a lo largo de la Educación Primaria y la Educación Secundaria Obligatoria. Obviamente, no es imprescindible aprobar este tema, pero ayudará a que la nota final sea más próxima al aprobado, o si tenemos metas más ambiciosas, también podemos estar más cerca de lograr nuestros objetivos.
- Desarrollar una carrera profesional. En el campo de la física o la química, hay puestos de trabajo muy reputados. Por tanto, aunque parezca una tontería, la densidad puede ser el principio de encontrar aquello que nos gusta. Si estás en clase y te apasiona, no frenes, tira hacia adelante porque estás ante la oportunidad de conseguir una buena carrera profesional buscando trabajo en Valencia.
- Moldear nuestro cuerpo. Si queremos bajar la densidad de grasa de nuestro cuerpo será necesario realizar un gran número de ejercicios del tipo cardiovascular para quemar esa grasa que queremos erradicar.
Como puedes ver, la densidad está presente en numerosos campos o áreas de interés, y en muchas partes de nuestra vida. Por esta razón, no hay que subestimar y tener clara la definición de este término, sus usos y, como veremos a continuación, las formas que existen para obtener la densidad.
Cómo calcular la densidad
Hemos hablado de la densidad, de sus propiedades, de situaciones donde podemos encontrar este término pero llega la hora de aprender a saber cómo calcularla y obtenerla de diferentes precedentes, como por ejemplo, si hacemos almíbar casero. En el caso de la población resulta muy sencillo. Queremos saber cuántos habitantes por kilómetro cuadrado existen. Veamos un ejemplo muy simple pero que nos servirá para ilustrarlo. Por un lado, tenemos 100 habitantes y, por otro, pongamos caso que viven en un pueblo de 50 kilómetros cuadrados. En este caso habrá que dividir los habitantes entre los kilómetros cuadrados obteniendo un total de 2 habitantes por cada kilómetro cuadrado. En el caso de pasar a las ciéncias naturales tenemos el mismo sistema. La masa expresada en gramos deberá dividirse por el volumen expresado en centímetros cúbicos y de ahí obtendremos la densidad del objeto en cuestión. Se trata de una simple relación entre dos variables, pero hay que ir con cuidado de no confundir el dividendo del divisor porque entonces obtendríamos unas indicaciones realmente diferentes.
A la hora de realizar comparaciones entre dos objetos podemos encontrarnos con la necesidad de obtener lo que se conoce como densidad relativa. Para obtener esta variable deberá obtenerse inicialmente la densidad de los dos objetos, tal como lo hemos expresado arriba. Una vez tengamos las dos densidades deberán dividirse, independientemente del orden aunque si comparamos diferentes densidades relativas establezcamos un baremo para que podamos realizar una comparación racional y con sentido. El resultado se expresa sin unidades, porque al final no es más que un coeficiente que podemos necesitar para realizar diferentes tipos de comparaciones. No tiene ninguna utilidad más que este tipo de comparación que podemos necesitar en caso que estemos realizando algún tipo de informe científico que requiera redactar las conclusiones finales a las que hayamos llegado. Sin embargo, ¿qué ocurre si no contamos con los valores de la masa y el volumen en el momento que queremos calcular la densidad? Muy sencillo. Por un lado, deberemos pesar el objeto en una báscula para obtener su peso y, de allí ya tendremos la masa, el primero de los valores necesarios para realizar el cálculo de la densidad. Por otro lado, necesitamos el volumen. Es suficiente hundiendo el objeto en el agua, para realizar la diferencia de líquidos y de allí conseguir el volumen. Con la masa y el volumen ya hemos explicado anteriormente como realizar el cálculo de la densidad a partir de la división.
La ciencia también ha avanzado con el paso de los años apareciendo algunos instrumentos como el densímetro que permite calcular la densidad de una forma totalmente directa sin pasar por el procedimiento que hemos explicado anteriormente, algo que permite ahorrar tiempo y también la necesidad de encontrar a alguien que tenga la capacidad de realizar el cálculo manualmente. Obviamente, en este caso, solo deberemos aprender a cómo usar un densímetro. Si no contamos con el presupuesto necesario para adquirir este aparato, hay otro procedimiento muy simple que también podemos aplicar. Por un lado, hay que pesar un vaso completamente vacío, pero que debe ser graduado para obtener el volumen de una forma sencilla. Posteriormente, volvemos a pesar el vaso lleno con la materia de la que queremos obtener la masa. La diferencia será la masa, mientras que el volumen lo obtendremos en la escala graduable del vaso. Sin duda, diferentes formas para calcular la densidad.