Cómo entender el mito de Er

Desde el inicio la humanidad ha sentido la necesidad de entender los límites de su propia finitud. Por ende, la limitación, ese vacío injustificado donde la vida finalmente caduca, ha servido para recrear toda una mitología colectiva que sirva para explicar, justificar, disuadir y encaminar lo mejor posible la existencia de cada individuo. Porque las decisiones llevadas individualmente solían (y aun suelen) afectar a la colectividad.

Para alentar la confianza y garantizar que el entorno sea íntegro, es vital alentar la conducta moral y ética entre sus miembros. De esta manera, una sociedad que trabaje bien encaminada puede lograr la grandeza.

Platón con su mito de Er, logra resolver un problema espiritual y moral en función de un objetivo político al exaltar ciertos aspectos de la vida de los hombres, predestinados en primera instancia, pero también  libres al tener que justificar el hecho de que cada decisión tomada tendrá una consecuencia en el devenir. De esta manera forja una ideología moral cuya búsqueda queda reservada en la intimidad de cada persona: sembrar la idea del Bien y la Verdad como pilares fundamentales de una sociedad  noble y justa.

Por lo tanto, el planteamiento de Platón con el Mito de Er aunque contiene resonancias filosóficas sobre la trascendencia, logra, de hecho, trascender la misma idea de filosofía como camino para tomar mejores decisiones en la vida: la insinuación de lo efímero y lo infinito, de la justicia en la otra vida, la bienaventuranza y la recompensa o por el contrario el castigo, ha tenido una influencia tan imponente en el pensamiento universal, que incluso el cristianismo se impregnó de esta filosofía platónica y ha recreado un dogma y una cosmovisión bastante semejante a la del filósofo griego.

Instrucciones para entender el mito de Er

 

En el Antiguo Egipto se tenía la creencia que los muertos llevados por Anubis irían a ser juzgados: le extraían el corazón y lo pondrían en un extremo de la balanza, del otro lado, pondrían una pluma y de esa forma se medía el nivel de conducta del muerto.

En la mitología escandinava los muertos también serían juzgados y de considerárseles merecedores de mérito por su valor y su coraje en vida, serían premiados con un banquete en el Valhalla. Para la palabra infierno también hay variantes según la cultura: Seol en hebreo equivale al Hades en griego y se asemeja al Xibalbá de los mayas; en todos el significado es el mismo: lugar de tormento para los muertos que no actuaron de forma correcta en vida.

El cristianismo adoptó la noción de bienaventuranzas, de recompensas espirituales en el devenir  y de castigo y tormento eterno ante el libre albedrío donde el ser humano queda en total libertad de decidir cómo dirigir su vida y hasta qué límites sostenerse. Prevalece la idea del Bien y del Mal como entidades absolutas.

Muchas culturas también desarrollaron mitologías de la misma índole. Porque ¿qué es una mitología? Es un compendio que reúne las explicaciones simbólicas de los fenómenos o fuerzas de la naturaleza, es una visión colectiva del mundo y su entorno. Es una forma de encerrar verdades naturales, casi absolutas.

El mito de Er, por lo tanto, plantea desde el principio varios aspectos intrínsecos al hombre: su vulnerabilidad y el innato temor a la muerte por lo que se infiere que hay vida más allá de esta vida y por consiguiente, también  habrá consecuencias. Este mito, desglosado, en sí mismo abarca la integridad del ser: los temores, las incertidumbres, la conducta en vida, qué sucederá una vez que acabe todo, cómo ser un ciudadano ejemplar, cuál es la mejor forma de tomar decisiones para la vida y que tengan resonancia en la eternidad.

Er, el protagonista de la historia, cumple el papel de ser el “enviado del más allá” y de ser el testigo de lo que sucede en el inframundo una vez que perecemos. Incluso, el apartado donde Er no solo contempla lo que sucede una vez se haya muerto, sino también lo que debe suceder poco antes de nacer lo que se traduce en las siguientes tesis:

  1. El Destino de los seres humanos ya está previamente trazado y definido, y…

b.…si se espera una recompensa o un castigo a las acciones, entonces no todo es un entero designio prestablecido, no todo está encaminado hacia un intransigente y riguroso Destino.

Parece una contradicción, pero Er deja entrever que incluso antes del nacimiento cada ser humano tiene ya una elección de vida, un camino prestablecido. No obstante, pese a esa imposición, cada individuo decide cómo llevar su vida, qué acciones tomar, cómo en definitiva ha de jugarse las cartas que le tocaron.

La descripción más interesante del mito resulta ser cuando cada alma antes de su encarnación se presenta ante la diosa Anaké, quien personifica la necesidad y el destino. Pero ¿qué puede tener de interesante este detalle del mito? La diosa  Anaké presenta distintos modelos de vida a cada alma, donde en parte la elección y en parte la suerte juegan un papel crucial para llevar a cabo lo más satisfactoriamente posible esa vida. Las decisiones que se tomen después en el discurrir de la existencia quedan bajo la entera responsabilidad del individuo. De allí partimos a la doble faceta de esa diosa: muchas veces es la necesidad, la penuria, la obligación la que declina las opciones y otras veces es el destino, las urgencias, las dificultades y las circunstancias apremiantes o afortunadas las que logren ser favorables, o no.

Las regentes de la vida, las que llevan a cabo el giro y uso de ese hilo que conforma la existencia están en manos de las hijas de la diosa Anaké, mejor conocidas como las Moiras:

  • Lakesis, la que personifica el pasado.
  • Cloto, la que enhila el presente.
  • Atropos, la que abre la posibilidad con el futuro y finalmente corta el hilo que en este caso es la vida misma.

En la descripción de estos tres tristes seres mitológicos: tres hermanas envejecidas, solteronas y que comparten un solo ojo. Son, casi ciegas, por lo tanto carecen de emotividad. Las Moiras como entidad hablan de los tiempos de cada ser viviente: su pasado, su presente y la posibilidad e incertidumbre del futuro. Son tan objetivas como la justicia y más implacables que ella.

El mito de Er, visto en la actualidad posee una poderosa vigencia. Nada ha cambiado desde los tiempos antiguos aunque poseamos más tecnología, más avances técnicos o un sistema sanitario de mayor eficiencia. Como humanos el tiempo transcurre, las decisiones que tomamos nos afectan para generar aciertos o fallos contundentes. Cada acción genera una reacción, por lo que un acto llevado a cabo por un individuo puede afectar a la colectividad: un estudiante hijo de emigrantes que dispare en un espacio público de un colegio y logre matar a  tres estudiantes en su arrebato ya ha generado un impacto negativo en la ecuación del individuo sobre la colectividad. Una manera drástica de ilustrarlo.

Otra forma de ilustrar es cuando un individuo de un determinado país gana una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Toda una nación representada en el esfuerzo de un individuo. O cuando un científico, deportista, artista o visionario logra encumbrar su proyecto hasta el éxito, entonces todo el esfuerzo individual se transfiere a lo colectivo. Todas las decisiones y las circunstancias están conjugadas en lo que motiva al individuo: su virtud por lo tanto será premiada en esta y en la otra vida, su recompensa será multiplicada conforme a la conducta intachable y moral que mantuvo a lo largo de su existencia. No así, el caso del individuo vicioso, corrompido o el alma dañada, cuyo único destino posible es la penalización de su conducta. El tormento es lo que le espera.

El planteamiento de Platón en el Mito de Er, exhibe una serie de preocupaciones que incluso vale la pena remarcar para la sociedad actual: toda sociedad necesita miembros virtuosos, moralmente capaces de emprender con compromiso las riendas de su vida. De esa forma, la vida de cada individuo virtuoso afecta de manera positiva a la colectividad, lo cual supone un enorme progreso en distintas áreas que a su vez contribuyan al engrandecimiento de una  nación. Todo lo que hagas tendrá un efecto a largo plazo, uno permanente en la eternidad.

En el sentido literal, la vida de un alcohólico está marcada por el primer momento que bebió su primer trago: todo lo demás, cómo se desencadenó la forma tan irresponsable con que se condujo es, a lo sumo, una decisión repetitiva anclada en el hábito.

Por lo tanto, Platón insta que sea nuestra responsabilidad llevar una vida  decorosa, decente y llena de virtud. Que se eviten las decisiones formadas del hábito y los instintos, que en su defecto nublan la razón.

 

¿Que necesitas para entender el mito de Er?

  • La idea del más allá, de una vida de ultratumba,  ha sido una constante desde los albores de la existencia humana. Grandes civilizaciones como la mesopotámica, la egipcia, la griega y hasta la escandinava desarrollaron una grandiosa mitología en torno al mundo después de la muerte.
  • La idea de la reencarnación expuesta en El mito de Er forma parte de algunas creencias religiosas en el extremo Oriente de Asia. Curiosamente, esta idea no fue tan ampliamente aceptada en Occidente, aunque el Apóstol Pablo de Tarso alguna vez menciono “dormimos con el pecado y reencarnamos en él” lo que sugiere que la idea de reencarnación puede interpretarse como la vigilia cotidiana.
  • La Divina Comedia de Dante Alighieri no se le puede negar que bebe de las fuentes del pensamiento platónico. No sería raro, dada la época de redescubrimiento de la cultura grecorromana que le tocó vivir.

Consejos para entender el mito de Er

La muerte afianza la vida. La muerte indica que la vida es una posibilidad, una oportunidad. La muerte como evidencia de caducidad expone que cada decisión tomada con sabiduría es valiosa en sí misma, que lo mejor y más acertado es siempre ir en búsqueda de la virtud llámese esta moral, valor, integridad, honestidad u otra semejante y actuar conforme a ese ideal de perfeccionamiento humano.

La responsabilidad como forma de trascendencia

Una vida responsable contribuye a la credibilidad, al buen nombre y por consecuencia a la buena reputación. Todo ello es sinónimo de prestigio. En un mundo interconectado, una buena reputación tomadas de un trabajo disciplinado, de buenas decisiones, de actuar conforme a una ética profesional y una conducta intachable son un valor agregado en una persona.

La reencarnación

Todos los días cometemos errores, pero lo ideal sería que cada día los errores disminuyeran. Reencarnar desde una visión menos dogmática, equivale a resetear la mente mediante el descanso para acometer cualquier desafío con la mejor disposición.

Muerte como parte de la vida

El paso del tiempo es inevitable y hay que aprender a vivir con ello. La dignidad, una palabra que no está de moda, es una virtud indispensable para sopesar cómo debemos vivir. Al crecer, muere la infancia; al madurar, la juventud y así se desencadenan una serie de eventos que conforme pasan los años, la mejor forma de conducir la vida es ajustándose a los años vividos, al momento que toca enfrentar, siempre con entereza y buena voluntad.

El cultivo de la filosofía

Es importante afianzar un sistema de creencia, algo que nos permita creer con pensamiento crítico, que nos permita discernir y sopesar cada aspecto de la realidad que se nos presente para escoger siempre lo mejor, lo más conveniente.

 

 

 

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