Cómo hacer aceite de eucalipto
El eucalipto es una planta muy beneficiosa para la salud por sus propiedades antisépticas y astringentes, de hecho, cuando las personas son problemas pulmonares se preparan un humificador casero, además de agua hirviendo, ponen hojas de eucalipto porque ayuda a abrir los poros y las vías respiratorias y a facilitar la respiración.
En el caso de la gripe o resfriados ocurre lo mismo, el eucalipto ayuda a mejorar la respiración, un buen ejemplo de ello es el Vip Vaporus, cuyo olor mentolado hace que respiremos con mayor facilidad.
Del mismo modo que la planta, se puede hacer aceite, que sirve del mismo modo pero se aplica de forma diferente, en estos casos en el pecho. Para saber cómo hacer aceite de eucalipto solo tienes que seguir los siguientes pasos.
Instrucciones para hacer aceite de eucalipto
- Lo primero de todo tienes que conseguir hojas de eucalipto, y cuanto más frescas sean, mucho mejor. La medida sería ¼ de hojas de eucalipto por cada taza de aceite que quieras hacer. También necesitarás aceite de almendras, o si no lo tienes cualquier tipo de aceite, y unas gotitas de vitamina E.
- Tritura las hojas de eucalipto con tus manos, de esta forma partimos las hojas, las hacemos más pequeñas y acabaremos sacando el jugo que necesitamos. Como son hojas frescas, ya que las secas no nos sirven, te darás cuenta que en cuanto las aplastas un poco empieza a salir el aceite.
- Coge una olla y echa el aceite que has podido extraer y las hojas aplastadas de eucalipto, y echa el aceite de almendras. Lo tendrás que dejar durante cinco horas a fuego lento, para que todos los ingredientes que acoplen bien entre ellos.
- Pasadas las cinco horas debes colar la mezcla, por lo tanto coge un recipiente y un colador con la malla muy fina, para que solamente pase el aceite. Después de hacer esto puedes guardarlo en un bote y dejarlo en un lugar fresco y oscuro.
Esta es la manera más fácil y rápida para hacer aceite de eucalipto, pero no es la única.
- Coge dos recipientes de vidrio, uno de ellos servirá para hacer el aceite y el otro para guardarlo. Es importante que antes de ponerte con ellos compruebes que están totalmente limpios y es que si tienen restos de suciedad se formará moho y ello perjudicará al aceite que vas a hacer.
- Mete dentro del frasco las hojas de eucalipto en la misma proporción que en la primera de las opciones para hacer el aceite y echa aceite. Ahora tendrás que verter sal marina en el recipiente para que las hojas de eucalipto se separen de su aceite, que será lo que quieras conseguir.
- Coge una cuchara honda y aprieta dentro del recipiente para que las hojas de eucalipto vayan soltando su aceite y se mezcle en el recipiente.
- Ahora que ya tienes el aceite base y las hojas de eucalipto con la sal en el recipiente, tendrás que dejarlo bien visible al sol durante dos semanas. Cierra con fuerza el frasco y agítalo bien para que se mezclen todos los ingredientes. Este proceso lo tendrás que repetir cada doce horas, es decir, dos veces al día, para que cuando las hojas vayan soltando su aceite, lo mezcles con el resto y se cree el aceite de eucalipto que queremos.
- Escoge bien el lugar en el que vas a poner el frasco, ya que es muy importante que le de bien el sol de lleno para que se consigan los efectos requeridos. Si no le da el suficiente sol o no lo hagas o cámbialo de sitio.
- Pasado este tiempo, abre el frasco y con un colador o una malla, vierte el líquido en un recipiente para separarlo de las hojas de eucalipto y los restos de sal que hayan podido quedar.
- Limpia bien el frasco para que no queden restos de aceite. Será mejor que lo cierres bien y eches agua para limpiar los restos que se te hayan podido caer al verte la mezcla. Ahora es importante que lo dejes en un lugar fresco y seco y que le pongas una etiqueta en la que ponga aceite de eucalipto para que sepas qué contiene en su interior.
Como podrás comprobar hacer aceite de eucalipto es muy sencillo y tienes varias formas de intentarlo. La primera de ellas es más rápida, ya que solo tienes que hacer una mezcla y después colarlo y la segunda es algo más lenta ya que tienes que esperar a que macere y tienes que estar dos veces al día pendiente para mezclar el tarro. Las dos formas son muy sencillas y servirán para que consigas aceite de eucalipto de forma natural y en casa, así que ahorrarás en dinero.
Consejos para hacer aceite de eucalipto
- Es importante que las hojas de eucalipto sean frescas. Si están secas o no son muy frescas no vas a poder exprimir todo el aceite que tienen y no vas a poder aprovecharte de sus beneficios.
- Después de hacer el aceite no esperes más de seis meses, ya que es el tiempo máximo para que no se vayan sus beneficios. Así que si lleva el frasco más de ese tiempo, es mejor que lo tires y hagas otro. De hecho, sería una buena idea que cuando etiquetes el frasco con el nombre de su interior, pongas la fecha para que sepas hasta cuándo puedes tenerlo.
- Si no quieres usar el aceite como ungüento, si no que quieres darte un poco cerca del pecho para cuando tengas congestión y te parece incómodo tener que abrir el frasco, coger un algodón, untarlo y echártelo, lo que puedes hacer es coger un recipiente pequeño que tenga dispensador, como si fuera una colonia y así te lo echas poco a poco. Es una buena forma si además te lo quieres llevar fuera de casa.
- Si no sabes dónde comprar las hojas de eucalipto puedes ir a un herbolario. Allí seguro que las tienen y además frescas, o si vives en una zona de campo o con huertos y de fácil acceso para que seas tú misma quien las recoja mucho mejor. Piensa que por cuantas menos manos pasen desde que crecen, más frescas serán.
- Limpia siempre muy bien el frasco en el que vayas a guardarlo, porque si queda algún resto del contenido anterior, se va a crear moho en su interior y entonces el moho se comerá, por decirlo de alguna manera, el aceite de eucalipto, haciendo que sus propiedades no sirvan para nada. Así que, aunque sea nuevo, es mejor que lo limpies bien y lo dejes secar antes de verter sobre él el aceite.
- Cuando te vayas a echar el aceite, hazlo un par de veces al día y aprovecha las noches. Durante las noches échate en el pecho, si es que tienes problemas respiratorios, incluso en el cuello. Y así tendrás muchas más horas para que haga efecto. Durante el día te mueves, haces cosas, y al no estar quieta no tiene los mismo efectos, por eso siempre es recomendable hacerlo por la noche. Cuando te levantes y te limpies el pecho estaría bien que te echaras de nuevo, puede que no tanta cantidad ya que te vas a vestir y puede que manches la ropa con la que vas a salir, pero son los dos mejores momentos del día.