Cómo tener una buena expresión oral
Contenido del Artículo
La facultad de comunicarse, que posee el ser humano, es muy valorada. De hecho, desde el vientre de la madre, los padres le hablan a su hijo, con la intensión de que, cuando nazca, pueda identificar sus voces y responder a cualquier estímulo.
Cuando llega el momento, en el que al fin emite una palabra breve, como papá o mamá, se produce una gran felicidad en sus padres, quienes notan que el niño es capaz de comunicarse. Como es natural, con el paso del tiempo va aprendiendo a pronunciar nuevos sonidos que crean nuevas palabras, hasta que finalmente, ha desarrollado la capacidad de hablar.
No obstante, el hecho de que podamos hablar no quiere decir que no exista una manera correcta de hacerlo. Existen reglas y normas por las cuales se rige la expresión oral. De manera que está lo que se considera adecuado y lo que no, lo que es correcto y lo que está equivocado.
Por supuesto, algunas profesiones exigen una manera de hablar más técnica que otras. Por ejemplo, un obrero no se expresa igual o con los mismos términos que un abogado o un doctor. Sin embargo, eso no quiere decir que no se pueda mejorar y llegar a tener una buena exposición oral.
Esto es de suma importancia, ya que, al hablar correctamente, seremos capaces de expresar lo que pensamos y lo que sentimos con claridad, sin crear ambigüedades o dar paso a interpretaciones incorrectas que podrían descalificarnos en un abrir y cerrar de ojos.
Por eso, ¿te gustaría saber qué puedes hacer a fin de mejorar tu manera de hablar? Esto podría abrirte las puertas a muchas oportunidades de trabajo. Además, te ayudará a tener una mejor relación con las personas que se encuentran en tu entorno inmediato. Veamos qué puedes hacer al respecto.
Instrucciones para tener una buena expresión oral
Es considerado como uno de los aspectos más importantes de la comunicación humana, ya que le ha servido para poder sobrevivir, puesto que a través de ella ha sido capaz de crear conceptos, ideas y términos con un significado específico. En pocas palabras, podemos decir que es la capacidad de poder decir lo que se piensa sin obstáculo alguno.
Entre sus principales características podemos encontrar las siguientes:
- Es fluida y, por lo tanto, emplea las palabras de manera natural y espontánea.
- Posee un ritmo, el cual le da cierta armonía y acentuación al lenguaje.
- Es coherente, ya que expresa las ideas en orden.
- Va acompañada de diferentes movimientos corporales y gestos, dependiendo del contexto en el que se encuentre.
- Ya que las palabras se deben expresar de forma clara, podemos decir que posee una buena dicción.
- No es ambiguo. Es decir, debe presentarse de forma clara y precisa.
- Está formado por un gran vocabulario de palabras que tenemos guardadas en nuestra mente.
- Es activa, dinámica y expresa sentimientos.
Con relación a sus objetivos, podemos decir que son conocer con exactitud lo que se quiere decir, emplear un tono apropiado con el propósito de que, quien recibe el mensaje, lo pueda comprender, decir lo que se intenta comunicar, etc.
Puesto que gracias a la expresión oral somos capaces de comunicarnos y de transmitir lo que pensamos para satisfacer nuestras necesidades, es importante que lo hagamos bien. Es decir, de manera efectiva. Pero, ¿cómo podemos lograrlo? Veámoslo ahora mismo.
¿Que necesitas para tener una buena expresión oral?
- La gestualidad o lenguaje no verbal: con ella se puede acentuar, complementar o negar aquello que se está expresando con palabras. Utiliza gestos que acompañen tu argumentación y que faciliten su comprensión.
Muestra las manos, estira los brazos, despliega los hombros y asegúrate de que tu cara sea visible para todos. Procura que tus movimientos sean pausados y trata de no darle la espalda a tu auditorio.
- La mirada: forma parte del lenguaje no verbal y tiene la capacidad de crear puentes de comunicación con otros. Que tu mirada sea franca, es decir, con los ojos bien abiertos, mirando a las personas a la cara. Si tu mirada es apagada, creará apatía por lo que estás diciendo. Es importante hacer contacto visual, aunque se esté leyendo o se esté pendiente de alguna diapositiva.
- El volumen y la entonación: la voz es fundamental para poder conectar con el auditorio, así como para hacerles llegar el mensaje de forma clara, para mantenerlos atentos y hasta para transmitirles emociones. Utiliza un tono de voz adecuado para que todos los presentes puedan escucharte. Varia la entonación para que el mensaje no suene lineal y, por lo tanto, aburrido.
- El ritmo y la pronunciación: esto está relacionado con la modulación de la voz y es vital para facilitar el seguimiento del discurso. Habla más de prisa si lo que deseas es transmitir entusiasmo. Sin embargo, ve más despacio cuando vayas a mencionar un punto importante. No cambies el ritmo de forma brusca, ya que esto puede hacer que tu oyente se asuste. Tampoco sacrifiques la buena pronunciación por hablar muy rápido para abarcar más información.
- El vestuario: aunque puede parecer un aspecto irrelevante, este ayuda a proyectar tu presencia como orador y puede tener un buen efecto en tu auditorio. Procura que tu vestuario esté en armonía con el contexto en el que presentas tu exposición, sin tener que sacrificar tu estilo personal.
- El orden y la estructura: para que una exposición sea exitosa, debe tener un orden que el público pueda seguir y entender. Por eso, organiza tu discurso en partes. La organización más clásica es introducción, desarrollo y conclusión. Para poder relacionar las ideas del discurso, debes usar adecuadamente los conectores. Es decir, aquellas palabras que unen las ideas y las diferentes partes del discurso. Algunos de ellos pueden ser: por ejemplo, por consiguiente, en primer lugar, en resumen, entre otros.
- El vocabulario: el léxico que utilicemos puede variar, dependiendo de cuál sea nuestra audiencia, el grado de formalidad del evento y el propósito de la comunicación. Es importante usar las palabras técnicas con mucha propiedad, así como los extranjerismos. En este aspecto particular, se debe ser cuidadoso de no dar la impresión de ser presuntuoso o tal vez muy descuidado, en cuanto a la pronunciación.
- La sintaxis: esto tiene que ver con la construcción del mensaje. Mientras más breve y sencillo sea, mejor se podrá comprender. Por eso, evita usar frases muy largas y el abuso de las muletillas. Algunas de ellas son: o sea, por tanto, este, etc. Asimismo, evita el uso de los comodines fonéticos, como: aaaah… emmm, entre otros.
- La claridad y la precisión: cuando se cumple con estos objetivos, el auditorio logra entender sin dificultad las palabras. De modo que, la recomendación es adecuar la terminología que vamos a usar al conocimiento que tiene nuestra audiencia sobre el tema. Así evitaremos el uso de palabras de poca importancia, al igual que las expresiones demasiados obvias, ya que se consideran innecesarias.
- La densidad de la información: si transmitimos un discurso sobrecargado, difícilmente consigamos que el auditorio lo pueda entender. Por eso, repite palabras claves para enfatizar ideas principales, utiliza preguntas retóricas para que aligeren la información y juega con la expresividad de la voz. Varía el tono, el ritmo y el volumen para evitar sonar demasiado monótono.
- Los medios de apoyo: usa medios de apoyo que sean adecuados a las condiciones de la sala. Por ejemplo: diapositivas, videos, documentos impresos, etc. Esto puede ayudarte a atraer la atención del público. Cuida el tamaño de las imágenes y de las letras, así como la tipografía.
- El dominio del tema: para lograr esto, es importante que dediques suficiente tiempo al estudio y la comprensión del tema. Esto también te dará seguridad al hablar. Para ello, puedes consultar fuentes referenciales. No obstante, si lo prefieres, puedes construir tu propia tesis, basándote en el análisis de otras. Sé riguroso en la selección y la explicación de las ideas principales.
En el caso de que sea un foro, en donde hay intervención del auditorio, procura mostrar seguridad al responder. Para ello, debes escuchar con mucha atención las preguntas y pensar con calma, antes de emitir una respuesta.
- El tiempo: aprende a distribuir el tiempo de forma lógica y eficaz. Esto exige que te prepares con tiempo de anticipación. No sobrepases ni reduzcas el tiempo que has establecido para cada parte del discurso. Puedes hacerlo de esta manera: dedicar 10% del tiempo a la introducción, 70 al cuerpo del discurso y un 20% al cierre y la conclusión.
- La conclusión: es una de las partes más importantes de la disertación. A través de ella se busca fijar en la mente de las personas las ideas principales. Para ello, deberás relacionar la conclusión con las hipótesis o preguntas que has planteado, procura que sea clara, breve y directa. Finalmente, esfuérzate por causar una impresión duradera en las personas.
Si te esfuerzas por seguir estas instrucciones, de seguro mejorarás tu expresión oral y podrás transmitir lo que piensas de tal manera que todos lo puedan comprender. Pero, ¿cuáles son las ventajas de la expresión oral? Veámoslo.
Consejos para tener una buena expresión oral
- Es la forma de comunicación más accesible. Esto quiere decir que puede ser utilizada en cualquier momento.
- Se trata del proceso de intercambio de información más rápido y eficaz que existe, ya que se puede obtener una respuesta inmediata a lo que se está preguntando.
- Cualquier persona puede realizarlo, sin importar el lugar en el que se encuentre. Con excepción de las personas que poseen alguna discapacidad relacionada con el habla.
- Da la oportunidad de corregir palabras y expresiones de forma inmediata, a fin de no crear lagunas en el mensaje o de que este se preste para una doble interpretación.
Estas son tan solo algunas de las ventajas que ofrece el expresarse, correctamente, de manera oral. No obstante, este tipo de comunicación también tiene sus desventajas, ¿cuáles son?
Desventajas de la expresión oral
- Puede que se presenten problemas cuando tanto el emisor como el receptor desean expresar sus opiniones sin esperar que el otro termine.
- Si la persona posee alguna discapacidad auditiva, es poco probable que reciba el mensaje.
- Va quedando atrás, al ser sustituida por otros medios electrónicos, como el uso de los mensajes de texto, los emails, entre otros.
- Puede distorsionarse debido a distracciones que se presenten en el espacio donde están el emisor y el receptor.
- Es difícil retener el mensaje transmitido, entre otras.
No obstante, pese a estas aparentes desventajas, siempre será provechoso el cultivar el arte de la expresión oral. No se trata de hablar por hablar, sino hacerlo de tal manera que sea comprensible para todos, tanto para grandes como para pequeños.
Además, nuestra expresión oral es similar a una carta de recomendación. Si es buena, nos tomarán en cuenta. Pero, si es deficiente, se les restará importancia a nuestras palabras. De ahí la importancia de esforzarse para ser mejor cada día.