Qué es gestión – Definición, significado y concepto

La palabra gestión procede del vocablo latino gestio y se le atribuye el significado de acción o consecuencia de administrar o gestionar algo. Por consiguiente, la gestión implica llevar adelante una iniciativa o un proyecto.

Al mismo tiempo, gestionar algo implica llevar adelante iniciativas o un proyecto al mismo tiempo que nos ocupamos de la administración, organización y funcionamiento de una empresa, actividad económica u organismo.

Pero si lo elevamos al nivel catastrófico o de problemas, la gestión será la manera en la que sabemos manejar esa situación en concreto y salir de ella con la menor de las consecuencias.

Gestión y management ¿es lo mismo?

Pues sí. Seguramente hayas leído las definiciones anteriores y hayas relacionado la palabra gestión con el vocablo extranjero management.

En estos tiempos que corren en los que los vocablos ingleses se están incorporando a nuestro lenguaje habitual, la gestión no es ajena a esta tendencia que hace que la sustituyamos por management.

Pero según nos dice la Fundéu, los medios de comunicación, y la sociedad en general, suelen emplear el anglicismo management para referirse tanto a dirección como gestión o administración.

Aunque también gerencia o directiva son vocablos que se pueden englobar dentro del management .

En todo caso, aclarado todo esto, si vas a usar en un texto management recuerda ponerlo en cursiva o entrecomillado.

La gestión de una empresa

La cultura y la organización empresarial empezó a sufrir numerosos cambios a finales del S.XX. Las marcas tuvieron que empezar a aprovechar sur recursos al máximo y ser más flexibles dentro de su organización.

Esto llevó a que las direcciones generales dejasen de ser tan herméticas y se permeabilizasen más los procesos, modificando por completo la estructura de trabajo.

En este punto, una empresa que se enfrenta a distintos factores externos como la oferta y la demanda, su imagen exterior, la imagen de sus productos, la competencia… Usa la gestión como mecanismo que se encarga de marcar una línea de seguimiento y orientar todos los esfuerzos de la compañía en saltar esos obstáculos externos y adaptarse a ellos. Es el caso de Amazon, por ejemplo.

En el caso de las empresas públicas, todavía siguen adoptando un modelo de direcciones generales frente al modelo de gestión permeable. Pero esa situación está cambiando y evolucionando hacia este nuevo sistema.

Por tanto, la persona que se encarga de la gestión dentro de una empresa no lleva a cabo una sola función. Lo que hace es trabajar en distintos niveles. Al mismo tiempo, la gestión no es unidireccional. Dependiendo de la estrategia de la empresa, sus valores, su objeto o el proyecto que lleve a cabo, las funciones de un gestor pueden variar.

Pilares básicos de una buena gestión

La gestión es un concepto muy abstracto y no existe una fórmula mágica para poder convertirnos en el mejor gestor dentro de nuestro trabajo. Pero sí que existen algunos puntales básicos que debemos tener en cuenta para que fluya el trabajo de la mejor manera hacia nuestro objetivo.

1. La clientela: El cliente es lo más importante de todo. Mantener una buena relación con nuestros clientes es fundamental. El cliente no sólo tiene que quedar satisfecho con el producto, si no también con la atención recibida. Mantener en el «top» la atención al cliente e importar esa filosofía al equipo es fundamental para una buena gestión. Debemos conocer a nuestros clientes y saber lo que quieren.

2. La estrategia o plan: Es muy importante definir, desde un primer momento, la senda a seguir teniendo en cuenta los factores externos anteriormente mencionados: el mercado, la competencia o la clientela para que nos ayuden a trazar líneas que seguir.

3. La comprobación: Se trata de establecer mecanismos que determinen si un plan ha sido eficaz o si, por el contrario, no está surtiendo efecto. Con esto podemos llegar a atajar posibles crisis o problemas futuros. Además nos ayudará a saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades y saber qué podemos hacer para mejorarlas.

4. Cultura innovadora: Que la dirección y los trabajadores compartan los mismos valores. Esto es clave para que el trabajo sea lo más fluido posible y que cada uno dé lo mejor de sí mismo.

El talento de cada uno de los miembros del equipo es el valor añadido que ayuda a distinguirnos de la competencia y hace que nuestro producto sobresalga del resto. Esta filosofía compartida ayuda, también, a recompensar logros y a alcanzar decisiones adecuadas.

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5. Optimización de procesos y tiempo: Automatizar ciertas funciones que puedan llevar a los trabajadores a no estar centrados en su función principal dentro del equipo, ayudará a mejorar la efectividad y la calidad del trabajo.

6. Ayuda con las finanzas: Es importantísimo estar bien asesorados económicamente y tener una buena administración de los recursos para que nuestro trabajo esté bien orientado hacia nuestros objetivo.

7. Conocimientos: La gestión de conocimientos en un equipo es clave en el desarrollo del trabajo. Las empresas están muy enfocadas en la transmisión de experiencia y aprendizaje entre el equipo.

Ser buen gestor

A la hora de realizar una buena gestión tenemos que analizarnos a nosotros mismos como persona y ver qué es lo que nos caracteriza y lo que debemos cambiar para poder llevar a buen puerto nuestro trabajo o proyecto.

Un buen gestor debe tener como dos características principales, para empezar, la empatía y el saber escuchar o la comunicación. No debemos olvidar que trabajamos con personas y no con máquinas. Las personas tenemos sentimientos, necesidades, inquietudes, inseguridades. Saber entender a tu equipo en conjunto y a cada miembro por individual te ayudará a guiar tus objetivos.

Es importantísimo que en situaciones de crisis sepas solucionar los problemas antes que buscar culpables. Cuando se da una situación de crisis de nada sirve perder el tiempo en buscar al/los culpable/es de dicho error. Mantén la calma, soluciona los problemas y luego ya pedirás explicaciones de lo sucedido.

En esta misma línea, un buen gestor tiene que saber ser capaz de hacer frente a la adversidad. No puedes dejar que te supere una situación compleja o cambio repentino. Analiza fríamente el problema, habla con el equipo para que te ayude a buscar soluciones y resuelve de manera inteligente y con la menor de las consecuencias.

Las siguientes cualidades sonarán a tópico pero son fundamentales: liderazgo y saber delegar. Si eres el encargado de gestionar al equipo metafóricamente tú eres el caballo que va a la cabeza no la persona que va sentada en el carruaje mientras el resto tira.

Al mismo tiempo, tienes que saber que sobre cargarte de trabajo no es bueno, tienes que confiar en tu equipo y saber delegar el trabajo pero sabiendo lo que hace cada persona.

Es decir, supervisa todo lo que se está haciendo pero olvídate de la frase «deja ya lo hago yo». Enseña y aprende de los demás.

Tipos de gestión

A pesar de que el modelo de gestión se suele aplicar, sobre todo, a la gestión empresarial, existen otros tipos de gestión.

Estamos hablando, por ejemplo, de la gestión social. Este concepto engloba un conjunto de mecanismos que fomentan la inclusión y vinculación de la comunidad, de una manera efectiva, en proyectos sociales.

Una buena gestión social hace que el individuo se sienta integrado en el colectivo y hace que aumente su participación con la comunidad para avanzar en conjunto.

Otro tipo de gestión que está a la orden del día es la gestión ambiental. El desarrollo sostenible es el pilar principal de este tipo de gestión que implica tomar todos los recursos naturales y llevar a cabo acciones sobre ellos que ayuden a fomentar la calidad de vida sin afectar al medio ambiente.

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