Cómo evitar el miedo al veterinario en los gatos
El miedo al veterinario originado en los gatos puede suponer un problema a la hora de acudir al veterinario con tu mascota, ya que este miedo hace que el gato tenga comportamientos impropios del mismo.
Normalmente los gatos son animales independientes, que no tienen apenas agresividad, pero cuando aparece el miedo al veterinario, van a reaccionar de manera agresiva, como mecanismo de defensa.
Este miedo al veterinario en los gatos puede aparecer por varias causas, como por ejemplo malas experiencias en el pasado o simplemente el sólo hecho de que un desconocido se ponga a toquetearlos de arriba a abajo, con lo independientes que son los gatos eso seguro que les tiene que molestar muchísimo.
El miedo a ir al veterinario también ocurre en otros animales como los perros, los hurones e incluso algunos pájaros. Esto es normal, ya que el cerebro del gato puede asociar el veterinario con dolor o mala experiencia, ya que algunas cosas que hace el veterinario como poner vacunas o curar heridas son dolorosas.
Esta fobia es similar a la que tienen algunas personas para ir al dentista o al médico, los cuales tienen el miedo de ir ahí porque lo han asociado con dolor, algo muy común sobre todo en niños pequeños.
Por suerte, se puede evitar que el gato tenga miedo al veterinario, lo cual te va a ayudar muchísimo a que la consulta se haga sin ningún tipo de imprevisto, ya que si el gato está mas calmado, va a portarse bien y no habrá ningún problema de agresividad ni escapismo.
Si no sabes cuales son estas formas, tranquilo, porque desde la sección de animales de doncomos.com te lo voy a explicar paso a paso, para que tu animal y tu podáis ir tranquilamente al veterinario sin que haya ninguna clase de problema.
Instrucciones para evitar el miedo al veterinario en los gatos
- Evita usar las palabras veterinario, vacuna y curación:
Mucha gente suele subestimar la inteligencia de los animales, sin embargo, estos son más inteligentes de lo que nos podemos imaginar. Por ejemplo, los gatos suelen tener una inteligencia similar a la de un niño de 3 años, por lo tanto, son capaces de entender algunas palabras clave humanas, las cuales asocia con una acción o comportamiento. El gato seguramente ha asociado las palabras veterinario, vacuna, curación, infección… con ir al doloroso veterinario y va a huir despavorido cada vez que las oiga. La forma de hacerlo es tratar de no utilizar esas palabras cuando hables y le vayas a llevar. Prueba a usar palabras sinónimas que no se usen como vamos a ver al señor X(X es el nombre del veterinario) y palabras como sanación o reparacíon en vez de curación. Obviamente deberás usar palabras distintas cada vez, para que el gato no las asocie de nuevo.
- Calma al gato en la sala de espera:
Una vez hayas llegado con el gato a la sala de espera, el animal no es idiota y ya sabe adonde está, por lo tanto, va a cundir el pánico. Lo que debes tratar de hacer para evitar que cunda el pánico es intentar calmar al gato en la sala de espera, algo que se puede hacer fácilmente si lo acaricias y le das cariño, para que así el gato crea que está a salvo y que no tiene por qué preocuparse. De nuevo, evita usar las palabras prohibidas del paso 1 y trata de tratar al gato como lo tratarías estando en el sofá de tu casa, para que asocie el veterinario con buenos momentos junto a ti, lo cual hará que esté muchísimo más calmado a la hora de entrar.
- Habla a tu gato y cálmalo:
Si eres de la gente que habla a tu gato, es el momento de seguir haciéndolo, sobre todo en estos momentos. Debes intentar mantener al gato en un estado estable usando palabras como quieto o tranquilo X(X en vez del nombre del gato). Esto lo debes hacer sobre todo mientras el veterinario esté tratando al gato, ya que de esta manera el gato va a estar algo más tranquilo sabiendo que tu estás allí para que le pase nada.Si no eres de las personas que hablan al gato, puedes sustituirlo por otra cosa, como por ejemplo caricias o besitos, en definitiva, haz sentir al gato cómodo, como si estuviera en casa.
- Premia el buen comportamiento:
Los gatos y los perros deben ser tratados bien para que hagan lo que tu quieras. Hay estudios que demuestran que los comportamientos de castigo no funcionan para educarlos, ya que solo les haces tener miedo y en cuanto no estés pendiente se revelarán. Lo mejor es usar el método del premio y recompensa, haciendo que el gato asocie el portarse bien con recibir premios y el portarse mal como no referir nada, ya que no hay nada peor que la indiferencia para un animal de compañía, por muy independiente que sea. En el caso del veterinario, puedes preparar el plato favorito del gato y ofrecérselo si se ha portado bien en la consulta. Tarde o temprano, el gato va a asociar el plato favorito con no armar escándalo y como el beneficio va a ser más grande que la pérdida, el gato va a perder el miedo al veterinario definitivamente.