Qué comen las serpientes
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¿Cómo actúan con sus presas?
- Pueden reptar sigilosamente hasta que se lanzan hacia su presa mordiéndola, así consiguen que esta quede paralizada e inmóvil, u optan por asfixiarla, mediante una técnica que consiste en enrollar su cuerpo de forma rápida hasta que el animal queda tieso y se lo acaban tragando. También se denomina de manera técnica como “constricción”. Es común sobre todo en las más grandes.
- Poseen unas glándulas que tienen situadas en diferentes partes, concretamente en la cabeza, bajo los ojos y en el maxilar en la parte de arriba, estas glándulas van acumulando veneno en su interior, cuando la serpiente muerde a su presa, el conjunto de movimientos que hacen provocan que los músculos que hay en el interior de esas glándulas se estrechen y presionen el veneno que lo expulsan a través de los colmillos, depositándolo en el interior del cuerpo del animal capturado. Ese veneno que no es más que un tipo especial de saliva con propiedades tóxicas, provoca que la presa se vaya destruyendo en forma de papilla debido a la degradación paulatina de sus tejidos.
- Si tras coger a la presa se sienten perseguidas o vigiladas, no pierden el tiempo y a pesar de tener ya a su presa en el interior de su alargado cuerpo, son capaces de expulsarlo a través del vómito, y cuando sienten que el peligro ha desaparecido regresan al lugar donde lo dejaron y de nuevo lo ingieren.
Tipos y su alimentación:
- Dentro de las serpientes de mayor dimensión: se pueden encontrar aquellas que llegan a medir hasta los ocho metros de longitud, ese es el máximo que suelen alcanzar, y de ahí pueden descender llegando a tener entre los cuatro o los cinco metros, cuanto más largas sean mayor será el alimento que capturen y necesiten para satisfacer sus necesidades alimenticias. Trabajan a sus presas mediante la constricción, como puede ser el caso de las boas o las pitones, que no son venenosas. Destaca en concreto la anaconda de color verde ya que es capaz de comer cosas asombrosas como un ciervo, un cerdo y seres humanos.
- Aquellas con un tamaño medio: llevan una alimentación basada en mamíferos de pequeño tamaño, y diferentes aves como pueden ser gallinas, pollos, cuervos, palomas incluso buitres incluso los huevos de estos, si se les presenta la oportunidad de hacerlo. Además, les gusta también los roedores y los animales de campo que suelen tener sus madrigueras como pueden ser los conejos, cobayas, jerbos y hámsteres. Si se tienen como mascota se les puede alimentar también con animales ya muertos, que se pueden hacer trozos, así como la alimentación específica que se pueden encontrar en tiendas especializadas para ellas.
- Las de tamaño menor:como por ejemplo las culebras de cualquier tipo, no llegan a superar el metro y medio en el mejor de los casos, suelen recibir el apelativo de serpientes o cobras rey, en concreto se las denomina Lampropeltis mexicana, getula, pyromelana o triuangulum entre otras. Ingieren sobre todo reptiles o ratones y a otras serpientes de su misma especie. Sin embargo, dentro de su dieta también consumen; insectos como los grillos, los escarabajos, cucarachas, larvas, moscas, además de arañas de distinta variedad y tamaño. Incluso existen aquellas que les gustan los peces de agua dulce, como pueden ser las carpas o guppies, los cuales apresan en las orillas de los ríos.
Rasgos característicos
Cuentan con rasgos llamativos como puede ser su mandíbula, que, a pesar de ser bastante pequeña visualmente, es capaz de amoldarse y estirarse justo a la medida del animal que esté ingiriendo en ese momento, en particular ese desarrollo lo realizan cuando su presa es de gran tamaño y necesitan introducirla en su boca, en concreto la parte que desplazan es la parte inferior. Todo ello se debe a que sus articulaciones son muy elásticas y a la capacidad de adaptación que tienen los huesos que poseen en el cráneo. No mastican aquello que comen se lo tragan entero, pero son sus jugos gástricos los que se encargan de acabar con el animal que han metido en su interior, estos son muy fuertes y corrosivos. Sin embargo, la dimensión de su presa conlleva que se digiera de forma lenta, de hecho, pueden pasar días, semanas o meses, no más de tres, sin comer nada más y aprovechándose de ello. Durante el periodo que dura este reposo alimenticio, suelen expulsar mediante vómito, los restos de los animales que su organismo no ha sido capaz de desintegrar, como pueden ser caparazones de insectos, dientes de mamíferos, uñas, hasta los cuernos o el pelo.
Las formas que tienen para detectar a su víctima suelen ser tres:
- La lengua.
- La vista.
- Los sensores de tipo infrarrojo: que mediante el calor y el nivel de temperatura que desprenden sus cuerpos son capaces de encontrar dónde están situados.