Cómo se forman las auroras polares

Las auroras polares son fenómenos que aparecen en el cielo en forma luminiscente. Como su nombre indica se producen en los polos, aunque puede haber excepciones.

El nombre le viene de Aurora que era la diosa romana del amanecer y que tenía mucha relación con el sol, donde se pensaba que se formaban; y de la palabra griega Bóreas que significa norte. Los mejores meses para ver este fenómeno de la naturaleza son de septiembre a marzo en el caso del Norte y de marzo a septiembre en el Sur.

Hay quienes reservan un viaje a Noruega o Finlandia en fechas especificad y durante un periodo largo para poder ver las auroras.

Se producen en el cielo del Norte, también llamado boreal, y del Sur, llamado austral. Por este motivo las que ocurren en el Polo Norte se llaman auroras boreales y australes a las de Polo Sur.

Una aurora polar tiene su inicio en el sol, en él se producen vientos, que son unas eyecciones de electrones y protones que salen desde el sol y se reflejan al exterior, llegan a la Tierra y chocan con su campo  magnético, que lo propaga hacia los polos y ahí es cuando entra en contacto con la atmosfera.

La capa terrestre está compuesta de átomos y moléculas y cuando los protones y electrones entran en contacto con esas partículas se produce una explosión de energía. Esa energía rebota y es expulsada inmediatamente como una explosión hacia el exterior y es en ese momento cuando se produce la luminiscencia de colores. Cuando no puede seguir con más energía de la que esta almacenando es cuando eclosiona. Esa explosión de color es lo llamado aurora polar, que puede ser austral o boreal dependiendo de si se produce en el polo Sur o en el Norte, respectivamente.

El campo magnético producido por las auroras polares es tal que las brújulas se desimantan y dejan de funcionar y las comunicaciones telefónicas se perturban.

Las auroras varias mucho. Tienen colores, formas y estructuras muy variadas y es que en el momento de su formación puede ser de una manera pero con el movimiento del viento hace que se vayan modificando. Su luz puede comenzar siendo más tenue, pero a medida que se acerca la media noche el brillo puede aumentar. La actividad puede comenzar muy tenue e ir creciendo sin parar durante unos pocos minutos en los que el cielo está lleno de color, hasta varias horas.

Los colores que tienen las auroras dependen de que especie sea la molécula con la que haya topado en la capa terrestre y también del nivel de energía que ellas puedan alcanzar. Cuanto mayor sea la energía que contengan las moléculas más llamativas serán los colores y en consecuencia a mayor energía mayor recorrido y más variedad de formas se verán.

Aunque pueden ser de muchos colores, hay dos primarios: por un lado está el amarillo verdoso y por otro el rojo. Cada uno surge a una velocidad determinada y como la velocidad del rojo es más inusual, es más probable que se observe el amarillo verdoso. Con el nitrógeno se producen luminiscencias azules, mientras que con el helio, las purpuras.

La Tierra no es el único planeta en el que se producen las auroras, en otros también ocurren de una forma similar. Tal es el caso de Júpiter y Saturno. En Marte se descubrieron hace poco, pero el planeta no tiene un campo magnético análogo al terrestre, lo que si tiene son campos locales que serían donde se producirían las auroras.