El cordero posee una carne versátil, además de jugosa. A diferencia de la carne de cerdo cuya carne ha creado increíbles tabúes en algunas culturas hasta ganarse la aversión, la carne de cordero goza de un privilegiado y nutrido club de seguidores desde hace siglos.
En la antigüedad, la preparación del cordero se relacionaba con celebraciones u ocasiones especiales. En otras circunstancias, también se hacía presente como ofrenda de inmolación para diversas deidades.
A lo largo y ancho del Mediterráneo, la carne de cordero ha sabido deleitar paladares. En culturas cuyas creencias son el Islam y el Judaísmo la carne de cordero goza de gran consideración para su consumo y comparte ideales en la mesa rigurosamente adecuados a las creencias de estas dos grandes religiones abrahámicas.
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