Cómo curar un esguince de tobillo

Realizar deporte es una de las prácticas más habituales hoy en día. Además de ser beneficioso para la salud, también nos permite mejorar la calidad de vida. Sin embargo, el tipo de actividades que se realizan son muy variables. Algunos prefieren encerrarse en un gimnasio a levantar pesas, mientras que otros prefieren actividades al aire libre como correr o realizar deportes colectivos como fútbol o baloncesto.

No obstante, llevar a cabo una rutina deportiva también conlleva sus riesgos, entre los que se encuentran diferentes tipos de lesiones como un pinzamiento cervical. Una de las más comunes es el esguince de tobillo, la cual puede tener tiempos de recuperación realmente variables en el tiempo.

¿Qué es un esguince de tobillo?

Nuestras articulaciones cuentan con tejidos de una gran fortaleza que permiten que nuestro cuerpo pueda estirarse aportándole elasticidad. Por ello, para prevenir este tipo de lesiones es necesario realizar ejercicios de estiramientos para aportar al músculo esa elasticidad que tanto necesita para mantenerse en buena forma. Sin embargo, en algunos casos, este ligamento puede estirarse demasiado o incluso romperse, provocando lo que se conoce como esguince de tobillo.

La diferencia entre estirarse o romperse marcará el tiempo de recuperación que puede ser necesario para volver a realizar nuestra rutina de vida normal. Por ello, se conocen hasta tres grados de esguince diferentes. El más leve es el esguince de grado I, que suele ser el más llevadero y que suele solucionarse con algo de estiramientos. Tampoco compromete al poder andar con normalidad aunque si requiere algo de descanso antes de volver a realizar deporte con normalidad.

Sin embargo, también suelen verse esguinces de grado II e incluso de grado III. En estos casos, la lesión suele venir acompañada de un desgarro muscular, lo que suele comportar que los vasos sanguíneos se vean afectados produciendo un hematoma en la zona de la lesión. El primero el desgarro suele ser parcial, mientras que en el de tercer grado este desgarro es total. En ambos casos, será necesario el uso de una bota o incluso yeso para inmobilizar la zona afectada. 

Tanto en el de segundo como en el de tercer grado, es posible sentir mucho dolor cuando la lesión empiece a enfriarse e imposibilidad para apoyar el pie con normalidad. Por ello, se recomienda asistencia médica lo antes posible con el fin de tratar la lesión y hacerla más llevadera.

Beneficios de curar un esguince de tobillo

Con todo, curar correctamente un esguince de tobillo cuenta con numerosos beneficios para nuestra salud y calidad de vida. Los más destacados son los siguientes:

  • Volver a andar lo antes posible. Uno de los beneficios más directos es la posibilidad de caminar cuanto antes. No olvides que tanto en el de segundo como en el de tercer grado vas a tener la imposibilidad de andar sin el uso de muletas. Por tanto, si quieres volver a apoyar el pie debes curarte correctamente.
  • Realizar deporte con normalidad. Algunas personas necesitan realizar deporte cuanto antes. Un esguince de tobillo puede evitarlo durante algunas semanas. Si no se cura correctamente, este tiempo de recuperación puede llegar a agrabarse.
  • Evitar recaídas en el futuro. Los tobillo son algunas de las articulaciones más delicadas, y en la que es más sencillo recaer si no se realiza un buen tratamiento de fisioterapia una vez acabado el período de recuperación. Fortalecerlo es vital para conseguirlo.
  • No comprometer tu autoestima. Como hemos dicho anteriormente, no caminar o realizar deporte puede llegar a ser muy duro para muchas personas. Por ello, es importante curar este esguince para volver al estilo de vida más adecuado para cada uno.

Cómo curar un esguince de tobillo

Algunos esguinces realmente graves pueden acabar siendo para toda la vida, imposibilitando volver al estado anterior si no se realiza un proceso de recuperación adecuado. Para evitar que esto se pudiera llegar a agravar es importante seguir estas recomendaciones para curar correctamente un esguince de tobillo. Cuando se produzca la lesión, o tenga síntomas de ello, es importante acudir al médico lo antes posible. En el centro médico se le practicará una radiografía con el objetivo de descartar posibles fracturas óseas. Una vez se ha realizado el diagnóstico es posible que se le aplique un yeso o algún tipo de material ortopédico que actúe como inmobilizador.

Es importante seguir las indicaciones del médico, y guardar reposo el tiempo que sea necesario. No olvides que si se te aplica yeso en alguna de las piernas debes pincharte eparina para evitar que puedas tener algún problema en la circulación sanguínea por el tren inferior. Se debe aplicar una inyección diaria cada 24 horas. Además, debes evitar cualquier tipo de peso o carga sobre el pie lesionado, además de elevarlo por encima de tu corazón para facilitar el proceso de cicatrización. 

Durante las 24 horas posteriores a la lesión, la aplicación de hielo también puede ser útil para reducir el hinchazón que usted puede presentar en el tobillo. Es necesario que el hielo no vaya directamente al pie, sino que con un trapo o una bolsa se aplique en la zona afectada. Realiza este ejercicio 20 minutos cada hora, y al siguiente día puedes aplicarlo durante tres o cuatro veces al día y ves reduciendo la aplicación de hielo a medida que vaya reduciéndose la hinchazón.

Realizar un tratamiento de fisioterapia es vital

Durante las primeras horas también puedes sentir una enorme cantidad de dolor. Esto puede llevarte a aplicarte antiinflamatorios como Espidifen, Voltadol Forte o Ibuprofeno. Sin embargo, durante las primeras 24 horas es importante evitarlo en la medida que sea posible ya que puede elevar la cantidad de sangrado. Recuerda que debes ingerir un comprimido cada ocho horas, y no aumentar la dosis ya que esto podría acabar siendo perjudicial.

Si tienes un esguince de segundo o tercer grado puede producirse la necesidad de llevar el pie inmobilizado durante mucho tiempo. En este sentido, consulta a tu médico sobre la posibilidad de usar una bota ortopédica. Andar con muletas puede ser bastante engorroso, además de incómodo. Con este tipo de calzado podrás apoyar el pie y llevarlo protegido al mismo tiempo aumentando la comodidad a la hora de andar y desplazarte. Obviamente, conducir sigue estando estrictamente prohibido.

Una vez hayas finalizado el proceso de recuperación, y el traumatologo considere que ya puedes empezar a andar, también infórmate sobre la posibilidad de realizar una rehabilitación con un fisioterapeuta. No olvides que el tobillo es una de las zonas con mayor memoria del cuerpo. Cuando se finaliza un proceso de recuperación está realmente débil, y por tanto, es necesario ejercitarlo correctamente. De esta forma, evitarás posibles secuelas y recaídas de la misma lesión. El propio proceso de fisioterapia se divide en dos partes principales al igual que ocurre con el esguince de rodilla.

En la primera se realizan ejercicios de calor, electrodos y masaje, antes de finalizar con algo de hielo para ir curando los últimos puntos de hinchazón que pueden quedar en el tobillo. Posteriormente, se pasa a una parte de ejercicios donde se empieza a estirar el ligamento buscando ese punto de dolor suave que empiece a fortalecer el tobillo antes de poco a poco recuperar la normalidad. Es importante seguir estos pasos con suma prudencia si no se quieren tener problemas en los próximos meses. También es crucial no saltarse ninguno de estos pasos.

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