Cómo se produce un huracán

Los huracanes son ciclones tropicales de alta intensidad y fuerza superior a las depresiones o tormentas. Se forman principalmente en las regiones intertropicales de nuestro planeta, especialmente en las aguas más cálidas de estas zonas.

Los huracanes de gran intensidad, fundamentalmente los de categoría cuatro o cinco suelen ser sumamente peligrosos, especialmente para las islas y las zonas costeras de los países por donde pasa, aunque van perdiendo fuerza una vez que tocan tierra.

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Los nombres que se le atribuyen a este tipo de fenómenos climáticos varían en dependencia, no solo de su intensidad, sino también de la región donde se producen. Por ejemplo huracanes, solo se les dice a los ciclones tropicales que se forman sobre el océano Atlántico y Pacífico. En otras regiones del planeta se les llama tifones, como en las Islas Filipinas y China.

Eventos climáticos que traen consigo los huracanes

Las zonas que se encuentran más protegidas durante el paso de un huracán son las regiones más altas e interiores, puesto que están menos expuestas a los vientos e inundaciones costeras. Las lluvias torrenciales, los derrumbes, corrimientos de tierra, marejadas, fuerte oleaje, descargas eléctricas, entre otras, son algunas de los eventos climáticos que traen consigo los huracanes.

Son sumamente destructivos y alcanzan velocidades extremas que pueden superar los 250 kilómetros por hora.

A pesar de todos sus grandes efectos negativos, los especialistas aseguran que los huracanes suelen reducir los efectos de la sequía. Otra de sus ventajas es que transportan el calor existente en los trópicos a zonas más templadas, lo que contribuye a la circulación atmosférica global.

Por ello, a pesar de su gravedad y las nefastas consecuencias que puede acarrear un huracán para los seres humanos, es un fenómeno necesario para garantizar el equilibrio climático terrestre.

El Océano Atlántico Norte es la región más estudiada de todas en cuanto a huracanes se refiere. La costa Atlántica de los Estados Unidos, América Central, México y especialmente las islas que conforman el Mar Caribe, son las zonas más afectadas por el paso de los huracanes en esta región del planeta.

Por ello, para el estudio de estos fenómenos climáticos, se encuentran una serie de instituciones dedicadas exclusivamente a esta actividad. El Centro Nacional de Huracanes, ubicado en Florida, Estados Unidos es uno de los centros más importantes en este sentido.

Todos conocemos de estos efectos negativos, algunos incluso los hemos vivido personalmente o recordamos eventos de este tipo. Pero, ¿Sabes realmente como se produce un huracán?

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Condiciones favorables para que se produzca un huracán

Como se mencionaba anteriormente los ciclones tropicales, familia a la que pertenecen los huracanes, se inician en las aguas cálidas.

Se conducen debido a los vientos direccionales hacia la troposfera, que es la capa de la atmosfera terrestre que se encuentra en contacto directo con la superficie de nuestro planeta. Los fenómenos de este tipo  que se forman al norte del ecuador giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Mientras que, las tormentas al sur del ecuador, giran en el sentido de las manecillas del reloj. Todo ello debido a que nuestro planeta gira sobre su propio eje.

Este giro provoca la formación de un ojo, ese centro o núcleo fundamental del huracán,  que muchos describen como el momento de clama más terrorífico durante el paso de un fenómeno tropical de este tipo.

Si las condiciones atmosféricas, son favorables para el desarrollo del huracán, el fenómeno se intensifica y entonces se desarrolla el conocido ojo, centro neurálgico del huracán.

Además necesitan que se produzcan con anterioridad varias tormentas eléctricas acumuladas en un corto periodo de tiempo.

Temperatura y profundidad del agua

Por otra parte, para la formación de este tipo de fenómenos climáticos se necesita la comparecencia de una serie de factores y condiciones básicas que facilitan su aparición. La temperatura del agua donde se conforman los huracanes, debe estar a unos 25˚ o 26˚ (grados Celsius). Las aguas, as su vez, deben tener una profundidad mínima de cincuenta metros.

Altura y Humedad

Luego debe enfriarse de forma rápida con la altura, lo que le permite la expulsión de calor, una característica típica de los ciclones tropicales.

Que existan altos niveles de humedad es otra de las condiciones favorables para que se produzca un huracán en la zona de la troposfera.

Vientos y bajas presiones

Una vez que se eleva el fenómeno, los vientos que se producen en varias direcciones hacen que la tormenta gire, elevando el aire cálido  y disminuyendo la presión mientras más altitud alcanza. Se vuelve más intenso y de mayor tamaño a medida que aumenta el  aire cálido de la superficie marítima.

A su vez, mientras más aire absorba el centro de bajas presiones que presenta el huracán, mayor velocidad adquiere en su trayectoria.

Composición de los huracanes

Una vez conformado el huracán este se compone de tres partes fundamentales:

El ojo, del que ya hacíamos referencia al inicio del artículo es el centro  fundamental de este fenómeno climático. En este existe una relativa calma y quienes lo han vivido lo cuentan con terror. Se extiende desde el nivel del mar hasta alturas más elevadas en la atmosfera terrestre.

La baja presión existente en esta área genera altas temperaturas y una relativa disminución de la humedad. Los expertos sobre el tema más arriesgados han llegados hasta este ‘’centro de calma’’ para recolectar datos interesantes sobre los huracanes. Sin duda, arriesgan la vida en pos del conocimiento científico.

La pared que presenta este ojo, es otro de los componentes más importantes del huracán. En esta zona cohabitan dos fuerzas opuestas. Estamos hablando de la fuerza del aire que hace presión hacia el centro y la fuerza centrífuga, provocada por los vientos direccionales que van hacia fuera.

Es precisamente en la pared del ojo donde se registran los vientos más intensos, que son los causantes de los peligrosos tornados, que arrastran incluso hogares enteros a su paso.

Por último, el huracán también está compuesto de bandas de lluvia externas que se extienden a cientos de kilómetros del centro principal del fenómeno climático. Se trata de densas bandas de cúmulo-nimbos (nubes verticales conformadas por una columna de aire cálido y húmedo).

Estas bandas van rotando formando una espiral que gira en dirección opuesta a las manecillas del reloj, especialmente en el hemisferio norte.  Las bandas de lluvia oscilan su distancia de unos pocos kilómetros a decenas de kilómetros de ancho y de ochenta a más de cuatrocientos cincuenta kilómetros de longitud.

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Categorías de los huracanes

Los huracanes varían por su intensidad, así como por los daños que ocasionan para la vida humana y los recursos materiales. De acuerdo a la escala de Saffir-Simpson, existen cinco categorías para medir la fuerza de los huracanes en el continente americano fundamentalmente. A cada una de estas categorías, se le asocian una cantidad de daños materiales determinados.

Categoría 1: Vientos entre los 119 kilómetros y 153 km/h. Inundaciones leves, pocos daños en las estructuras y crecidas de menos de dos metros.

Categoría 2: Vientos entre los 154 km/h y 177 km/h. Se caracterizan por producir daños en los techos y arboles altos y crecidas que van desde 1, 8 metros hasta los 2,5.

Categoría 3: Vientos entre los 178 km/h y 209 km/h. Daños en las casas, severas inundaciones y crecidas de casi 4 metros.

Categoría 4: Vientos entre los 210 km/h y 249 km/h. Tejados o techos completamente destruidos, acompañado de daños estructurales significativos en las casa, así como crecidas que van desde los 4 metros hasta los 5 metros y medio.

Categoría 5: Todos aquellos que tienen vientos de más de 250 km/h. Edificios completos con severos daños estructurales. Inundaciones a varios kilómetros de la costa. Barrios enteros devastados, derrumbes, arboles y tendidos eléctricos caídos. Además cuenta con crecidas que superan los cinco metros.

Definitivamente los huracanes constituyen uno de los eventos climáticos más temidos por aquellos que viven en las regiones propensas mencionadas anteriormente. Pero son fenómenos inevitables y en última instancia necesarios para mantener el equilibrio climático terrestre.

Entonces, solo se necesita una buena preparación y una respuesta contundente en cuestión de seguridad y protección frente a estos eventos. El aseguramiento de puertas y ventanas, la evacuación, entre otras medidas se vuelven la baraja ganadora al momento de enfrentarse a los huracanes.

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