Tipos de Neumonía – Síntomas y Tratamientos
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La neumonía es uno de los problemas pulmonares más comunes. Sobre todo entre la gente mayor. Además se ha convertido en una de los principales motivos por los que la gente tiene que ser hospitalizada. Muchas personas desconocen que existen distintos tipos de neumonías. Por ejemplo, ¿sabías que el virus de la gripe puede provocar esta enfermedad?
En este artículo queremos explicarte todos los pormenores sobre la neumonía. Tanto los distintos tipos de neumonías que existen como sus posibles síntomas y tratamientos. Esta información te resultará muy útil si notas alguno de sus síntomas.
En este artículo te explicamos en detalle los Síntomas de la Neumonía
Como siempre te decimos, en doncomos no somos médicos. Por tanto si tienes cualquier duda o crees estar enfermo, lo mejor es que acudas a tu médico de cabecera. Él sabrá cómo solucionarlo y te mandará el tratamiento adecuado para tu dolencia.
¿Qué es la neumonía?
Hablamos de neumonía cuando hay una infección en los pulmones. Cuando los alveolos pulmonares se ven afectados aparece esta afección. En estos casos los alveolos se llenan de una especie de líquido producido por la infección que hace que el afectado respire con dificultad. La respiración empieza a resultar dolorosa y parece que hay una especie de pitidos.
Recuerda que los alveolos son esos pequeños saquitos de aire que tienen nuestros pulmones y que son tan necesarios para la vida. En ellos se intercambia el oxígeno, que se reparte por todo el organismo, y el dióxido de carbono. Que llegar por medio de la sangre para ser expulsado al exterior.
Por norma general en el 50 por ciento de los casos, las personas mayores padecen esta afección respiratoria al aspirar microorganismos que se encuentran en la orofaringe.
La neumonía se ha convertido en una auténtica plaga médica que afecta sobre todo a las personas mayores y a los niños pequeños. Para que te hagas una idea, por cada 1000 ingresos hospitalarios de ancianos, unos 35 son provocados a causa de la neumonía.
Esta afección respiratoria puede llegar a ser mortal. Más de 1.300.000 niños menores de cinco años fallecen cada año a causa de esta enfermedad.
¿Cuáles son los factores que pueden provocar una neumonía?
Hay diversos factores que pueden provocarla. Sin duda los más frecuentes son los siguientes:
- El tabaco. Tanto si lo respiras como si lo fumas. Así que los papás fumadores con niños pequeños o mayores a su cargo deben de tener mucho cuidado con este vicio tan insano.
- El sobrepeso. El exceso de peso es otra de sus principales causas.
- Algunas enfermedades de tipo crónico. Por ejemplo, las personas que padecen cáncer de pulmón, que tienen SIDA, diferentes cardiopatías, enfermedades de tipo renal o enfermedades pulmonares crónicas, son proclives a padecer neumonía.
- Cuando nuestro sistema inmunitario no se encuentra bien. Por ejemplo, esta enfermedad afecta a aquellas personas a las que se les ha extirpado el bazo.
- El alcoholismo.
- Personas mayores que viven en residencias o en centros de enfermos crónicos. La neumonía es una de las principales afecciones que ataca a los mayores que desarrollan sus últimos años en residencias.
- Mujeres que consumen drogas durante el embarazo.
¿Qué causa la aparición de la neumonía?
En la mayor parte de los casos en adultos las bacterias son las principales causantes. Entre las más comunes se encuentran las siguientes:
- Haemophylus influenza
- Legionella
- Staphylococcus aureus
- Streptococcus pneumoniae o neumococos
Pero, como hemos adelantado unas líneas más arriba, las bacterias no son las únicas que provocan esta enfermedad. Los virus e incluso los hongos también pueden hacer de las suyas. Por ejemplo, la gripe, la varicela y determinados hongos asociados a pacientes con SIDA, son causantes de su aparición.
¿Qué tipos de neumonía hay?
Ahora que ya conocemos un poco más esta enfermedad y cuáles son las causas principales que la provocan, es el momento de ahondar un poco más. Hablemos de los tipos de neumonía que existen.
Los neumococos son las bacterias que más neumonías provocan. Estos bichejos insalubres son los que están detrás de los dos principales tipos de neumonía que existen:
- La neumonía bacteriana. En el 25 por ciento de los casos se provoca este tipo de neumonía. Que, además es la más peligrosa de todas. En estos casos el germen es detectado en la sangre y provoca un mayor riesgo de mortalidad.
- La neumonía no bacteriana
Además de las neumonías de tipo bacteriano o no bacteriano, también se pueden dividir en distintos tipos según dónde se produzcan y cómo aparezcan. En estos casos los tipos son los siguientes:
- Neumonía asociada a la asistencia sanitaria. Esta neumonía es la que aparece en las residencias o en los centros hospitalarios donde las personas deben de pasar mucho tiempo debido a una enfermedad crónica. Por ejemplo, es común que aparezca en pacientes que acuden a sus tratamientos de diálisis y quimioterapia.
- Neumonía de tipo intrahospitalario. En estos casos el paciente no permanece de forma estable en el centro hospitalario pero se ha infectado allí. Se considera neumonía de tipo intrahospitalario cuando:
- Se da dentro del hospital. En el tiempo en el que el paciente permanece hospitalizado.
- Se da entre 48 y 72 horas después del alta hospitalaria o hasta 10 días después. En estos casos se considera que la enfermedad se ha incubado en el hospital y ha terminado de provocar los síntomas fuera.
¿Cuáles son los principales síntomas de la neumonía?
Al tratarse de una infección de tipo respiratorio, lo normal es que los síntomas estén relacionados con la respiración o bien con las vías aéreas bajas. Por norma general los síntomas más recurrentes son los siguientes:
- Tos frecuente
- Expectoración
- Aparición de fiebre
- Sentir dolor de tipo torácico pleurítico. En estos casos el dolor se intensifica cada vez que vamos a respirar
Si la afección ha aumentado de gravedad porque no está siendo tratada o no se está tratando correctamente, también pueden aparecer los siguientes síntomas:
- Graves problemas a la hora de respirar. En estos casos el paciente siente mucha dificultad cada vez que respira.
- Malestar general. Cuando la neumonía aumenta en gravedad es normal que afecte a todo el organismo. Piensa que al no poder respirar correctamente y cambiar oxígeno por dióxido de carbono, lo lógico es que nuestro organismo no funcione del todo bien. Esto suele provocar una mayor sudoración, un aumento del ritmo cardiaco y también del respiratorio. Además la persona se encuentra cada vez más cansada y comienza a tener dificultades para realizar las tareas más básicas.
Cuando el médico ve aparecer uno o varios de estos síntomas, lo normal es que ausculte al paciente. Si nota que la respiración es irregular y el sonido no es el adecuado, probablemente el paciente padezca neumonía.
Los casos son más difíciles de localizar en las personas mayores. Pues esta afección respiratoria puede aparecer asociada a signos muy dispares. En ocasiones llega a ser la causa de que comiencen a empeorar otras enfermedades crónicas que padecen. Por estos motivos el cuadro clínico asociado a esta afección respiratoria puede ser de dos tipos:
- Típico. En este caso el cuadro clínico comienza a manifestar de manera agresiva en menos de 48 horas. Suele ir acompañado con la aparición de escalofríos y accesos de fiebre por encima de los 37,5º. Además los pacientes comienzan a tener cierto dolor torácico que está presente cada vez que se respira. El cuadro clínico típico suele ir acompañado de tos productiva con expectoración.
- Atípico. Hablamos de un cuadro clínico atípico cuando el paciente presenta los siguientes síntomas: por norma general aparece una tos seca. Es decir, no productiva y diferentes síntomas que tienen porqué encajar con la neumonía específicamente. Por ejemplo surgen dolores en las articulaciones, en los músculos. Fuertes dolores de cabeza e incluso problemas gastrointestinales.
¿Qué tratamiento se asigna a esta afección respiratoria?
El tratamiento para la neumonía depende del cuadro clínico que presente el paciente y de la gravedad de los síntomas. No todas las neumonías requieren de los mismos cuidados. Puede que en ciertos casos sea necesario hospitalizar al paciente mientras que en otros no.
Un médico determina si un paciente puede ser tratado sin necesidad de hospitalización teniendo en cuenta las posibles complicaciones y la gravedad del caso:
- Pacientes que no requieren ingreso hospitalario. Los pacientes a los que no es necesario hospitalizar debido a una neumonía son aquellos que tienen buena salud y son jóvenes. Para este tipo de paciente una neumonía no supone un grave riesgo para su salud. De ahí que se trate en casa y con seguimiento ambulatorio. Es decir, que el paciente tendrá que acudir al médico, probablemente cada semana, para ver cómo evoluciona esta infección respiratoria.
- Pacientes que han de ser ingresados en el hospital. En estos casos los pacientes son ingresados en una unidad de hospitalización convencional. Es decir, que no requieren de cuidados intensivos porque no se trata de una afección grave. Estos casos suelen estar asociados a pacientes con más de 65 años que puedan tener otro tipo de afecciones crónicas u otros factores de riesgo. En estos pacientes se presentan, además, ciertas complicaciones. No en extremo graves pero sí lo suficiente como para requerir de su hospitalización.
- Pacientes que han de ser ingresados en la unidad de cuidados intensivos. Estos son sin duda los casos más graves. La gravedad es tan alta que han de ser vigilados en cuidados intensivos de forma permanente. Se mantendrán en esta unidad hasta que la gravedad de su caso no disminuya. Estos pacientes suelen tener una insuficiencia respiratoria muy grave, las constantes vitales suelen estar alteradas. Muchos casos pueden presentar problemas de riñón en incluso entrar en coma.
El tratamiento de la neumonía consiste en la aplicación de antibióticos. Estos antibióticos son capaces de inhibir o destruir a los microorganismos que están provocando la enfermedad en cuestión.
Es un tratamiento de tipo empírico. Es decir, que se comienza recetando los antibióticos que atacan a los gérmenes más habituales que provocan la aparición de esta infección respiratoria. Según vaya respondiendo el paciente al tratamiento se mantendrá o se buscarán soluciones nuevas.
El tratamiento con antibióticos ha de comenzar lo antes posible para evitar que la infección gane terreno dentro del cuerpo del afectado. Si es posible, es mejor que se inicie como tarde 4 horas después de haber sido diagnosticado. De esta manera las complicaciones y la posibilidad de hospitalización se verán severamente reducidas.
Por norma general los antibióticos que más se usan contra la neumonía son:
- La penicilina
- Los betalactáminos. Como la amoxicilina o la amoxicilina con clavulánico en dosis muy elevadas.
- Macrólidos
- Quinolonas
El médico se decantará por el uso de uno u otro antibiótico dependiendo del cuadro clínico que tenga el paciente y de la gravedad de los síntomas. También las posibles alergias del paciente harán que se utilice un tratamiento u otro. Por ejemplo, los pacientes con alergia a la penicilina no podrán ser tratados con este antibiótico. Aunque su cuadro clínico indique que es el tratamiento más adecuado.
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