Qué es una Empresa Pyme

Cuando hablamos de empresas lo primero que nos viene a la cabeza son las grandes corporaciones presentes en muchísimos países y con un montón de sedes. Sin embargo, la realidad respecto a las compañías es muy diferente. Las multinacionales son solo una minoría de las mismas y, aunque el resto sea mucho menos conocido, las pymes (pequeñas y medianas empresas) son la gran mayoría. Los objetivos de estas son mucho más modestos pero salir adelante es mucho más importante. El nivel de beneficio neto es mucho menor que en una transnacional o una multinacional, pero se juegan mucho más. Salir adelante es su gran preocupación y amenaza con la competencia. Son las denominadas nuevas oportunidades de negocio.

¿Qué es una empresa pyme?

Todos hemos oído hablar de una pyme, pero pocos sabemos identificar realmente el significado y qué significa acondicionar una pequeña y mediana empresa ni quién entra dentro de este grupo. Los autónomos es la gran duda. Algunos los meten dentro de este mismo saco, mientras que otros los dejan completamente fuera. También los microemprendedores, personas que crean una empresa que gestionan ellos solos, están dentro de duda. La necesidad de estructura empresarial denominada como una sociedad de responsabilidad limitada es precisamente el otro gran debate cuando hablamos de pymes. Sin embargo, si recurrimos a la Comisión Europea, este organismo deja bien claro todos están dentro. A la hora de catalogar a la pequeña y mediana empresa debemos tener siempre claro que es una empresa que ofrece un bien y servicio y que la estructura jurídica con la que lo hagan no es significativo. Los profesionales que actúan como autónomo, los diferentes tipos de sociedades o los microemprendedores entrarían dentro del concepto de pyme. De hecho, los criterios a la hora de establecer las pequeñas y medianas empresas son el número de trabajadores, el hecho de contar con un balance y una cuenta de pérdidas y resultados, así como el volumen de facturación que tenga esta misma compañía.

Por tanto, a la hora de determinar si es una parte de la pequeña y mediana empresa se deben tener en cuenta numerosos cálculos. Para empezar, el número de trabajadores con los que cuenta una empresa empezando por el número de empleados a tiempo completo, parciales, asalariados y aquellos que puedan estar colaborando con nosotros durante alguna parte de la temporada. Además, los propietarios y los diferentes socios que podamos tener en el ejercicio de nuestra actividad profesional también entrarán dentro de la ecuación. En cambio, todos aquellos trabajadores que estén de prácticas o estén en el proceso de formación profesional no entrarán dentro de los cálculos que podamos realizar. Los trabajadores que estén con contrato a tiempo completo quedarán contabilizados como una unidad de trabajo anual, mientras que todos aquellos que lo hacen a tiempo parcial lo harán como una fracción de unidad. Con estos cálculos se contabilizará el número de trabajadores que tenemos en nómina y, por tanto, tendremos una primera medida de aproximación a si nuestra compañía comprende los valores de una pequeña y mediana empresa o, en cambio, entra dentro de otro cómputo.

El volumen de ventas es el otro apartado que nos permitirá clasificar a nuestra empresa. Para obtener dicha cifra, y entonces encajar donde toque, deberemos calcular todos los ingresos que se hayan podido percibir durante un ejercicio o año fiscal. En este sentido, no se incluirá ni el IVA que hayamos podido tener que pagar a las autoridades públicas, ni los diferentes impuestos indirectos que hayamos tenido que tributar. En cambio, los descuentos o promociones que hagamos sobre el precio final en algún período determinado del año sí se deberá incluir. El balance, en el caso, de hablar de la mediana empresa también nos ayudará a determinar si nuestra compañía debe incluirse en dicho apartado. En este sentido, cualquier tipo de inversión o inmovilizado será tenido en cuenta para decidir si la cifra final de facturación es suficiente para ser considerada una pyme a ojos del público. Toda la globalización y la posible inversión online es una de las grandes novedades que ofrece el mercado a la pequeña y mediana empresa.

Ventajas de las empresas pymes

Con todo, las empresas de tipo pyme ofrece numerosas ventajas a todas aquellas personas que decidan constituir un negocio bajo este paraguas. Las más destacadas son las siguientes:

  • Mayor control dentro de la compañía. El tamaño es uno de los factores fundamentales de una empresa. Cuánto más pequeña es la misma, mayor grado de control podremos conseguir sobre nuestros empleados. Además, no tendremos que delegar ningún tipo de responsabilidad para este tipo de función.
  • Un trato más cercano con todos nuestros clientes. Uno de los grandes grados de diferenciación respecto a multinacionales con millones de clientes es la cercanía que podemos ofrecer a nuestros consumidores. Este trato más personal debe ser nuestra mejor arma para atraer a potenciales consumidores.
  • Trabajadores más comprometidos. Menos es más es uno de los grandes refranes españoles. Precisamente, esto es aplicable a las pymes. Al ser menos trabajadores y sentirse más valorados, el compromiso que se puede desarrollar en este tipo de compañías es mayor.
  • Más variedad de oferta. Las pymes no suelen tener más de una sede y, por tanto, el grado de cambio que pueden afrontar es mayor. La innovación es una de las grandes claves de este tipo de sector para conseguir captar nuevos clientes.

Además, el Estado apuesta por la pequeña y la mediana empresa. Emprender un negocio puede suponer la creación de un futuro empleo y de calidad. Por ello, el gobierno ofrece políticas y subvenciones de la que se puede beneficiar este tipo de compañías. Los bancos también ofrecen un tipo de financiación específica en forma de créditos para todos aquellos inversores que quieren fundar su propia compañía. En el mismo sentido, existen inversores que buscan lo que se denomina como capital riesgo, es decir, empresas de poca duración pero que empiezan a tener un éxito pero que requieren un pequeño empujón a nivel monetario. Estos inversores ceden una cantidad de dinero, con el objetivo de obtener beneficios posteriormente.

Tipos de empresas pymes

Dentro de las empresas pymes podemos encontrar diferentes tipos de pequeñas y medianas empresas, en función de diferentes factores como la cantidad de volumen de ventas y el tamaño de la plantilla de la que dispongan en la compañía. Por un lado, podemos encontrar las denominadas microempresas, es decir, aquellas empresas que no superan los 10 trabajadores activos y un volumen de dos millones de euros como máximo. Además, la pequeña empresa tiene un tope de 50 personas en plantilla y una facturación de 10 millones de euros como mucho. Finalmente, la mediana empresa tendrá como mucho 250 trabajadores y un volumen de ventas de 50 millones de euros como mucho o un balance de 43 millones de euros como máximo.

Sin embargo, la pequeña y mediana empresa también se puede dividir en función de su forma jurídica que pueda establecer. En España, contamos con cuatro grandes tipos de sociedades mercantiles. La más normal en nuestro país es la sociedad de responsabilidad limitada debido a que el único capital que se invierte es el que decide el empresario, siendo 3.000 euros la cantidad mínima exigible para que un notario pueda firmar el acta de creación de una sociedad. La ilimitada, en cambio, también compromete al capital personal del administrador que podría verse obligado a utilizarlo en caso que existan deudas que se deban pagar. Cada uno de los socios cuentan con participaciones, mientras que en las sociedades anónimas se cuentan con acciones.

Precisamente, en las de tipo anónimo se requiere un capital mayor para su constitución. Es de 60.000 euros, y en el momento en que se realiza la escritura, el accionista mayoritario está obligado a desembolsar un total de un 25% de golpe. Las acciones se pueden comprar y vender libremente, y ese es uno de los principales hándicaps en contra ya que controlar la empresa es más complicado con la presencia de personas ajenas a la propia compañía, aparte que el capital mínimo exigido es mucho mayor que en el tipo anterior. Las sociedades de tipo colectivas ofrecen un tipo de compromiso mucho mayor ya que los accionistas de la propia compañía son trabajadores también de la misma. Sin embargo, no se requiere ningún tipo de capital mínimo exigible para su constitución. En esta misma línea, la sociedad comandita diferencia a dos tipos de socios diferentes: aquellos que tienen una responsabilidad ilimitada y aquellos que invierten lo que quieren y no participan directamente en la gestión de la misma. Con todo, las pymes forman el tejido empresarial mayoritario de nuestro país y, por ello, los bancos han creado fuentes de financiación en forma de préstamo totalmente específicos para este tipo de compañías. El contexto económico ha disparado la aparición de pequeña y mediana empresa por parte de numerosos emprendedores que han conseguido situar a este tipo de empresa en boca de la mayoría de políticos reclamando mejores condiciones fiscales para ellos. Se calcula que sigan creciendo durante los próximos años a ritmo constante.

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