Cómo hablar con Dios

Lo primero que hay que hacer para poder hablar con Dios es tener fe en su existencia y en su labor. No es necesario que se tenga un amplio conocimiento sobre sus actos, ni que se haya leído la Biblia varias veces, incluso tampoco es necesario ser un devoto asistente a la iglesia o a los actos religiosos. Lo más importante es sentir una conexión espiritual con él, y cuando se sienta la necesidad de hablar, confesar, preguntar o agradecer por hechos cotidianos que suceden en la vida y en los cuales se necesita el apoyo, se hable con él, pues no importa el lugar donde se encuentre la persona, o la manera que utilice para comunicarse, él siempre estará ahí para cuando la persona lo necesite.

4 Formas de hablar con Dios

Habla con dios en voz alta: Puedes escoger un lugar al que habitualmente vayas, quizá un lugar de culto, una iglesia, o tu propia casa, en tu habitación, el lugar es indiferente, a pesar de que durante toda la vida la tradición dice que se debe hacer en el interior de lugares sagrados, en realidad no es necesario ir hasta ellos para poder hablar con Dios. Pero los que sientan que solo serán escuchados si visitan una iglesia o monasterio, pues que vayan hasta ellos para poder hablarle.

El lugar que escojas tiene que permanecer en silencio, y preferiblemente estar solo mientras estás hablando, evitando ser interrumpido para que la idea que tienes en mente y que quieres comunicarle puedas expresarla a gusto y sin nadie que te desvíe tu atención hacia él.

La figura que te imaginas de Dios siempre ha de ser de una persona, quizá definida con cuerpo de hombre o como alguien algo difuso rodeado de luz, que tiene una serie de poderes por los que ha hecho historia en la humanidad, y por los cuales tú crees que le puedes confiarle tus pensamientos y sentimientos más íntimos para que pueda ayudarte, dándote las respuestas que necesitas o enseñándote el camino que debes elegir tanto si lo que le confiesas es bueno como si es malo. A pesar de imaginarlo como alguien superior, debes verlo también como una persona igual que tú, que es cercana, amable, bondadosa y cariñosa, que siempre va a tratar de mandarte las respuestas que tú buscas en él, pero debes entender que todo lleva su tiempo y que al igual que tú hay mucha gente que a diario habla con él, por lo que debes esperar paciente a que se te presente lo que pides, y nunca desconfiar ni pensar que no te hizo caso o no te escuchó porque él siempre escucha a todo el mundo.

Otra forma en la que puedes hablarle es mentalmente, a veces las palabras salen mejor cuando se recitan mentalmente, o simplemente porque te veas algo absurdo hablando en voz alta y piensen que te puedes expresar mejor a través del pensamiento.

Habla con dios mediante la escritura en papel: Evita usar un aparato electrónico como un móvil o un ordenador para hablar con Dios, es mejor hacerlo con tu puño y letra. Puedes escoger un momento cada día, quizá al levantarte o antes de irte a dormir, y lo puedes plasmar en algún diario personal o un cuaderno que tengas por casa. Este debes de guardarlo como si de un verdadero tesoro se tratara, dónde cuentas tus anécdotas diarias, tus problemas y tus alegrías, pues recuerda que también es bueno compartir con él, aquello bueno que te sucede y agradecerlo, no solo debes de pedir por lo que consideras que te falta en tu vida, sino valorar aquello que ya tienes y sentirte especial y agradecido por poder disfrutarlo, ya sea por los miembros de tu familia, por tu pareja, tus mascotas, tu trabajo o tus amigos. Si agradeces por las cosas buenas que te pasan, te vendrán cosas mucho mejores. Sin embargo, cuando se es desagradecido y se peca de soberbio y altanero, esa felicidad puede que se vea reducida.

Una manera de coger rutina para dedicar cada día un tiempo para encontrar a Dios y sacar aquello que te incomoda dentro, que necesitas sacar y compartir, es fijándote un tiempo que puede ir aumentando si te encuentras a gusto mientras lo realizas. Puedes marcarte unos días a la semana quizá tres y unos quince minutos durante los cuales puedes escribirle tranquilamente.

No tengas muy en cuenta si lo que estás escribiendo está bien o mal escrito lo importante es que te salga del corazón, sobre todo tienes que poder ser capaz de escribir con total libertad. Tienes que dirigirte a él como si fuera alguien a quien conoces de toda la vida, aunque nunca puedas llegar a conocerlo, no seas receloso a la hora de escribir sobre aspectos que te produzcan vergüenza, solamente déjate llevar y plasma todo aquello a lo que le quieres encontrar una solución o aquello en lo que no paras de pensar durante el día que no sabes a quién confesárselo, Dios es el indicado, el leerá todo aquello que le quieras escribir.

Habla con Dios a través de oraciones y rezos: Aunque los tiempos han avanzado es bueno también mantener ciertas tradiciones, como pueden ser la de hablar con Dios a través de las oraciones de toda la vida que se enseñan en misa o en las clases previas de catequesis antes de hacer la comunión con ocho o nueve años. Desde esa edad los niños suelen aprenderse unas cuantas formas de poder rezar y así llegar a Dios de manera católica.

Debes escoger un lugar adecuado para poder recitarlos en calma, para ello debes de conocer más o menos que momentos son los adecuados para hacerlo. Los que suelen recomendar en misa son los previos a las comidas, o antes de dormir que siempre es un momento donde nadie interrumpe, también son muy recomendables en aquellos momentos de agobio o estrés, en los que sientas que tienes que hablar con él para poder sentirte en paz y relajarte.

Puedes acompañar el momento de decir las oraciones de figuras ya sean estampas, figuras que representen algún santo o virgen del que seas devoto, o encender velas e incienso, si lo prefieres como ritual previo puedes coger la Biblia y recitar algún versículo o salmo que te inspire y te haga sentir bien y prepararte para después empezar a rezar.

La forma en la que lo puedes llevar a cabo es como mejor te encuentres, siempre dependiendo del lugar. Si te encuentras en tu casa y tienes más libertad puedes hacerlo sentado o tumbado en la cama. Hay quien prefiere hacerlo de manera más tradicional que es de rodillas, juntando las palmas de las manos y cerrando los ojos. Pero en realidad no existe una manera mejor que otra de comunicarse con Dios, simplemente se debe hacer como se sienta desde el corazón.

Comparte tu momento de hablar con Dios con otras personas: Si te sientes más cómodo y tienes confianza con amigos o con familiares, a los que también les guste rezar o quizá hayas conocido en algún lugar religioso, o a un grupo de gente con la que sientes afinidad, puedes quedar con ellos para rezar. De esta manera si eres inexperto, siempre puedes observarles detenidamente y escuchar aquellas técnicas que ellos utilizan, ya que te servirán como una forma de aprender y practicar. Hay grupos de personas que se encuentran los domingos para rezar en conjunto ya que es el día de la semana en el que se realizan las misas a media mañana. Sin embargo, no tiene porqué ser el único día de la semana en el que todos podáis quedar para poder hablar con Dios, quizá porque algún miembro del grupo necesita en un momento determinado comunicarse con él, y no quiere esperar a que justo llegue ese domingo de la semana. Es cierto que cuando se comparten cosas con más gente debe de existir un acuerdo grupal entre todos los integrantes para poder asistir siempre todos en conjunto al lugar donde se practican las oraciones, pero no pasa nada si por determinadas circunstancias algunos miembros no pueden asistir justo el día que el resto quieran reunirse. Lo importante es que haya la suficiente confianza entre todos para poder tener una relación sana, basada en la ayuda, la empatía el respeto y la comprensión. Pues si en el grupo existen personas que no se llevan del todo bien pueden acabar influyendo negativamente en el resto y haciendo que este se disuelva. Si alguna persona del grupo no está de acuerdo en alguna opinión o comportamiento que lleva a cabo otra persona del mismo grupo deben de hablar entre ellos y solucionarlo lo antes posible, para no llegar a interferir en el resto.

Un consejo para aquellas situaciones en las que te encuentres con gente que no comparte la idea de orar o hablar con Dios, y lo usan de manera ofensiva o burlona hacia ti, has de comprender que no todo el mundo tiene porque pensar como tú, por lo que puedes pedirle a esa persona que te respete y que te deje actuar conforme a tus creencias, pero eso no debe de frenar que lo sigas practicando siempre que lo hagas de manera voluntaria.

 

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