Edema óseo – Cómo recuperarse, Qué es y cómo se trata
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¿Sabes qué es un edema óseo? ¿Te gustaría saber cómo recuperarse y cómo se trata habitualmente? En ese caso, has llegado al lugar adecuado. En doncomos queremos explicarte todos los pormenores para que sepas reconocerlo, aprendas a recuperarte y sepas cómo se trata a nivel médico. Vayamos paso a paso.
¿Qué es un edema óseo?
Los edemas óseos aparecen cuando hay una sobrecarga física. Se trata de una reacción al hueso a un exceso de actividad física. En concreto, lo que sucede para dar lugar a un edema óseo es que un exceso de líquido inflamatorio entra en contacto con la médula del hueso. Esto sucede por una sobrecarga de actividad física. El edema aparece como una reacción natural del propio hueso para poder responder al traumatismo sobre la zona afectada. El cuerpo, con la intención de arreglar el problema envía un excedente de células sanguíneas a la zona afectada para proteger el área afectada. Como consecuencia se genera una gran cantidad de líquido inflamatorio. Este exceso de líquido es lo que da lugar a la aparición del edema óseo.
¿Cuáles son los motivos más comunes que dan lugar a la aparición de un edema óseo?
En general el principal motivo que provoca la aparición de un edema óseo es la sobrecarga o sobre uso durante el desarrollo de ciertas actividades físicas. Es muy común que aparezca en los deportistas de élite e incluso en lo aficionados. Suele aparecer cuando la persona en cuestión realiza entrenamientos con una carga superior a la que puede soportar.
También puede aparecer debido a diferentes factores en deportistas que son muy meticulosos y tienen cuidado de no sobrecargar su cuerpo. No hay que olvidar que la sobrecarga está directamente relacionada con la capacidad física que tenemos cada uno de nosotros. Por ejemplo, una persona de hábitos sedentarios que comienza a realizar actividad física de forma continuada e inmediata, probablemente termine por sufrir un edema óseo. En este caso la sobrecarga no está relacionada con un aumento de peso sobre los huesos, sino simplemente con una actividad deportiva más frenética que la que se ha venido realizando en años.
Es, por ejemplo, muy común que se desarrolle en corredores ocasionales que comienzan a hacer running de manera habitual. Suele ser común en estos casos porque este tipo de nuevos deportistas no suelen disponer de supervisión por parte de ningún entrenador. Este tipo de acciones pueden provocar tanto daños en los tejidos como en los propios huesos.
Por eso es tan importante, si deseas comenzar a ejercitarte después de mucho tiempo inactivo, que recurras a un profesional. Un entrenador sabrá asesorarte y evitar que puedas sufrir edemas óseos o cualquier otro tipo de problema por realiza un mal entrenamiento.
¿Dónde es más común que se desarrolle un edema óseo?
Por norma general es más común que se desarrolle un edema óseo o bien en la capa cortical del hueso o bien en la zona esponjosa. Según la inflamación que se sufra y el lugar donde se haya dado, se tendrán que llevar a cabo unos u otros tratamientos. No sobrante, por norma general todas las personas que padecen de un edema óseo necesitan descanso e incluso medicamentos para ayudar a que la zona afectada logre desinflamarse de la manera más natural posible. La natación es uno de los ejercicios más recomendados para recuperar aquellos huesos que se han visto afectados por un edema óseo.
A pesar de la dureza de los huesos y de su gran resistencia, los edemas óseos pueden darse en todos los huesos de nuestro cuerpo. Los más comunes son los
- Edemas óseos en las rodillas
- Edemas óseos en el tobillo
- Edemas óseos en el pie
- Edemas óseos medulares
- Edemas óseos en las muñecas
- Edemas óseos en los metatarsianos
- Edemas óseos en la tibia
- Edemas óseos en la cadera
- Subcondral
- Astrágalos
En caso de que las células encargadas de formar y reparar los huesos no sean capaces de subsanar este problema se puede llegar a generar una fisura o grieta en el hueso. En este caso ya no hablaremos de un edema óseo, sino de una fractura por estrés. Este tipo de fracturas son mucho más complejas que los edemas óseos y más difíciles de tratar.
¿Cómo puedo saber si tengo un edema óseo?
Por norma general una radiografía no sirve para nada a la hora de detectar edemas óseos. La prueba médica que verdaderamente detecta este tipo de dolencias es conocida bajo las siglas RMN. O lo que es lo mismo, una Resonancia Magnética Nuclear. A través de la RMN sí es posible detectar las zonas dañadas. De este modo es mucho más sencillo diagnosticar correctamente esta lesión. Una vez encontrado un edema óseo es muy importante comenzar a realizar reposo de manera inmediata. Incluso antes de iniciar el tratamiento que corresponda.
Para que el tratamiento resulte adecuado es necesario que el especialista conozca la causa de la lesión. Ha de saber si se trata la reiteración de una lesión o si el edema óseo ha sido provocado por culpa de un traumatismo. Una vez conozca cuál es el motivo de la afección podrá generar un tratamiento adecuado con el que reparar tanto el músculo dañado como el hueso.
Por último no está de más realizar una resonancia magnética. Con dicha prueba el experto médico podrá saber la cantidad de líquido que hay acumulado.
¿Cuáles son los principales tratamientos para hacer frente a un edema óseo?
Entre los principales tratamientos que podemos explicarte desde doncomos destacan sin duda los siguientes:
- Reposo. Independientemente del tipo de edema óseo al que te enfrentes el reposo es necesario. Sin él es imposible que los tejidos dañados logren recuperarse. Por tanto, seas un deportista de élite o un aficionado, es necesario que descanses para que tu cuerpo pueda mejorar. Una vez iniciado el reposo será posible llevar a cabo diferentes técnicas que ayuden a desinflamar la zona y eliminar el exceso de líquidos.
- Posible uso de órtesis. Dependiendo de lo grave que sea la lesión y si el hueso tiene un grado de afección alto o bajo, es probable que sea necesario utilizar órtesis. De esta manera se podrá realizar el juego normal de los huesos sin sufrir mayores desgastes ni empeorar el edema o edemas óseos que se padezcan. Por ejemplo, puede que sea necesario usar tobilleras, rodilleras o botas.
- Rehabilitación por medio de medicina tradicional. Los analgésicos y antinflamatorios pueden ser muy necesarios para aquellas personas que padezcan un edema óseo muy pronunciado. Son una manera de hacer frente al dolor y poder llevar una vida relativamente normal. No obstante ha de ser el médico el que evalúe la necesidad y conveniencia de utilizar este tipo de medicamentos. No hay que olvidar que cuando el dolor disminuye la actividad física aumenta. Por este motivo el remedio puede convertirse en la pescadilla que se muerde la cola.
- Rehabilitación por medio de fisioterapia. Aunque los tratamientos tradicionales para edemas óseos no excesivamente pronunciados han sido el uso de antiinflamatorios y el reposo, hoy en día se aconseja acudir a un fisioterapeuta. Los fisioterapeutas serán capaces de recomendar las mejores alternativas para cada paciente. Todo dependerá del tipo de edema óseo que tengan, de la gravedad y de dónde esté situado. No obstante la fisioterapia ayuda a que los tejidos afectados se recuperan mucho más rápidamente. Por este motivo los tiempos de convalecencia son mucho más cortos si se aplica como parte del tratamiento.
- Movimientos curativos con ayuda de la kinesiología. Se conoce como kinesiología o quinesiología, al estudio científico de los movimientos del cuerpo humano. Esta rama de la ciencia es excepcional para proceder al análisis y tratamiento del sistema neuromuscular y del esqueleto. Un kinesiólogo es capaz de intervenir, recuperar y rehabilitar a un paciente con muy diversas dolencias por medio de técnicas y procedimientos físicos. Entre las dolencias que puede tratar este especialista precisamente se encuentra el edema óseo.
- Rehabilitación del edema óseo en el agua. Una de las técnicas más conocidas y utilizadas en la recuperación de los pacientes que sufren un edema óseo es la realización de ejercicios en piscina. El agua es un método excelente para hacer frente a este tipo de dolencia y acelerar la recuperación de una manera natural. Al ser un medio donde no pesamos los ejercicios resultan mucho más suaves. Por este motivo las zonas dañadas no sufren de sobrecarga si se trabajan bajo el agua.
- Ejercicios de fuerza y de tipo cardiovascular. Aunque lo más recomendable es parar la actividad física y mantener un reposo prácticamente absoluto, no está demás pensar en este tipo de ejercicios cuando la inflamación y el edema y estén médicamente controlados. Realizando este tipo de ejercicios no perderás el fondo físico. Practicar ejercicios cardiovasculares te permitirán tener una buena salud y que el flujo sanguíneo en tu cuerpo sea el adecuado. Esto es muy importante para que la recuperación del edema óseo se favorable.
- Aumentar la cantidad de colágeno para mejorar la recuperación de un edema óseo. Está indicado el consumo de ciertos productos para mejorar la recuperación de un edema óseo. Este tipo de productos aumenta el contenido de colágeno en nuestro organismo. No hay que olvidar que los huesos y los músculos se componen fundamentalmente de colágeno.
- Tomar infusiones para bajar la inflamación propia de los edemas óseos de manera natural. Hay ciertas infusiones que tienen un alto poder antinflamatorio y que pueden ser estupendas para aliviar los dolores propios de los primeros días. Entre los productos naturales que puedes inficionar se encuentra el romero, el jengibre con agua y con limón, la manzanilla o la cola de caballo. Darte friegas con vinagre de manzana o tomar brócoli hervido también puede ayudarte a bajar la inflamación de la zona afectada. Verás cómo te sientes mucho mejor con estos sencillos consejos.
No debes de olvidar nunca, durante el tiempo que padezcas esta dolencia, que la recuperación de un edema óseo es muy lenta. Dependiendo del grado de afección que tengan tus tejidos puede llegar a durar más de tres meses. Y no solo influye el grado de afección sino también el lugar donde se ubica el edema y el estado físico que tiene el paciente en el momento del problema.
Normalmente los especialistas recomiendan comenzar a realizar algo de actividad física a partir del segundo mes. Sin embargo no podrás comenzar a realizar ejercicio físico de nuevo hasta pasados, por lo menos, cuatro meses. Olvídate durante este tiempo de actividades que supongan un fuerte impacto en la zona afectada.
Esperamos que todos estos datos te sirvan de ayuda para poder hacer frente a un edema óseo. Como siempre te recordamos, en doncomos no somos médicos. La última palabra sobre tu tratamiento ha de tenerla un especialista. Tu médico es el más adecuado para aconsejarte cuál es el tratamiento que mejor se ajusta a tu dolencia. Si tienes más datos interesantes relativos a los edemas óseos, nos encantará recibirlos a través de tus comentarios.