Neuralgia del Trigémino – Causas, Síntomas y Tratamiento
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¿Sabes qué es la neuralgia del trigémino? ¿Cuáles son sus causas, síntomas y posterior tratamiento? Si no lo sabes y quieres conocer la respuesta, en este artículo te lo explicamos. Vayamos por partes.
Neuralgia del trigémino. ¿Qué es?
Se conoce con este nombre a una enfermedad que afecta al nervio trigémino. Este nervio, que se encuentra en la cara, es uno de los doce nervios craneales que se divide en tres ramificaciones:
- La oftálmica.
- La maxilar.
- La mandibular.
El nervio del trigémino tiene una función muy importante: ha de inervar los músculos que sirven para masticar. Estos músculos también dotan de sensibilidad al tacto y al calor en la cara.
Aunque esta neuralgia es muy popular lo cierto es que no resulta muy frecuente. Por norma general se calcula que puede afectar a 5 de cada 100.000 personas y mayoritariamente mujeres (el 60 por ciento de los casos de neuralgia de trigémino afecta a mujeres). Normalmente la neuralgia de trigémino comienza a desarrollarse a partir de los 40 años. La población más afectada son mujeres mayores de 55. Solamente en el 5 por ciento de los casos esta enfermedad afecta a ambos lados de la cara.
Cuando el nervio del trigémino sufre ciertas alteraciones puede provocar mucho dolor. Aquellas personas que sufren de neuralgia del trigémino dicen que la sensación es muy similar a la de una descarga eléctrica.
La neuralgia del trigémino se caracteriza combinar episodios de dolor muy intenso de manera intermitente. Por norma general estos episodios suelen durar unos segundos y afectan a un único lado de la cara. En algunos casos los ataques se pueden espaciar varias veces a lo largo del mismo día durante varias semanas e incluso meses. En otros casos, después de varios ataques parecen desaparecer por completo y no se necesita ningún fármaco para controlar su dolor.
Es común que esta sensación de descarga eléctrica se muestre en la zona baja de la cara principalmente: en barbilla tanto superior como inferior, pómulos, nariz… De manera más aislada y no con frecuencia puede también suceder en la frente. Se trata de una enfermedad bastante dolorosa que a día de hoy no tiene cura. Sin embargo sí que hay tratamiento para disminuir los episodios de dolor en el paciente.
¿Qué causa la neuralgia del trigémino?
En cuanto a las causas que provocan la aparición de la neuralgia del trigémino a día de hoy no se sabe con exactitud cuáles son.
- Presión anómala sobre el nervio trigémino. Sin embargo en el 94 por ciento de las ocasiones se producen a causa de una compresión y distorsión del nervio en la parte del cráneo. Esta puede ser provocada por la presión sobre el nervio trigémino por parte de una arteria o una vena anómalas. La alteración de la arteria cerebelosa posteroinferior suele ser una de las causas de la aparición de la neuralgia de trigémino.
- Como efecto secundario de otras enfermedades. Hay ciertas enfermedades entre cuyos efectos secundarios se encuentra la neuralgia de trigémino. Por ejemplo la esclerosis múltiple, tumores o quistes en la zona donde se encuentra este nervio o debido a malformaciones en la fosa posterior del cráneo.
- Otros motivos. La aparición de la neuralgia del trigémino también se asocia a traumatismos craneales, infecciones o las malformaciones vasculares.
Este tipo de dolencias afecta directamente a la sensibilidad de la cara y a la capacidad de masticar. Además en muchas ocasiones produce cierta parálisis facial en los afectados.
Existen unas zonas gatillo cuya alteración provoca la aparición de esta neuralgia. Estimular estas zonas de la piel o mucosas puede provocar un episodio de neuralgia del trigémino. Suele ocurrir con facilidad entre los afectados cuando se estimula la nariz, las mejillas y los labios. Esto puede pasar cuando aquellos que padecen esta enfermedad:
- Comen.
- Hablan.
- Se cepillan los dientes.
- Se maquillan o desmaquillan.
- Se afeitan… etcétera.
¿Cuáles son los principales síntomas de la neuralgia del trigémino?
- Dolor. Sin duda el síntoma principal de la neuralgia del trigémino es el dolor en sí. Aquellas personas que se ven afectadas por esta enfermedad describen los episodios de dolor como muy similares a una descarga eléctrica; como si la cara entrase en contacto con hierro candente; como si les dieran una cuchillada o pinchazos.
- Duración. Esta sensación de dolor suele durar por norma general unos diez segundos. Sin embargo hay casos en los que el dolor se ha extendido hasta dos minutos.
- Repetición de los episodios. Cada caso es un mundo y las repeticiones son bastante diferentes. Hay personas que tienen varios episodios el mismo día y no vuelven a padecerlos nunca. Otras que tienen episodios muy dolorosos durante varias semanas e incluso meses. Entre los episodios se dan intervalos libres de dolor que también difieren en cada paciente. En ocasiones el dolor es tan agudo que puede incapacitar temporalmente a las personas. Afecta fácilmente al sueño y a la recuperación de otras dolencias.
- Estimulación de zonas gatillo. Tal y como decíamos unas líneas más arriba la estimulación de ciertas zonas conocidas como “gatillo” puede provocar la aparición de una crisis de dolor. Estas zonas se encuentran en nariz, mejillas y labios y son muy fáciles de sensibilizar.
Tratamiento para la neuralgia de trigémino
Para poder tratar la neuralgia de trigémino se puede:
- Tratar la lesión que está provocando los síntomas. Si se “repara” dicha lesión con el tiempo el nervio trigémino dejará de estar afectado y por tanto de doler.
- Usar fármacos contra el dolor que produce esta enfermedad. Como hemos explicado la neuralgia de trigémino puede ser especialmente dolorosa por lo que tomar fármacos contra el dolor es uno de los métodos más habituales para combatir las crisis. Sin embargo los calmantes habituales, como el ibuprofeno, el paracetamol o el metamizol, no hacen nada contra esta neuralgia. Se suele recomendar la carbamazepina para conseguir un alivio sintomático. Para que la carbamazepina funcione bien y se pueda hacer frente a sus efectos secundarios, lo normal es ir aumentando la dosis paulatinamente. De esta manera se evitan efectos tan incómodos como la ataxia o los vértigos. Si el médico te receta carbamazepina para luchar contra el dolor lo más normal es que al comienzo del tratamiento te realice varios análisis de sangre. De este modo podrá ver cómo evoluciona el fármaco en tu interior y si no está causando ningún problema. Como por ejemplo la aparición de agranulocitosis (disminución en sangre de neutrófilos) o que se comiencen a desencadenar problemas en el hígado. Debido a estos efectos secundarios tan complicados hoy en día es normal que los médicos receten otros fármacos. El más habitual es la gabapentina, que se ha convertido en el sustituto perfecto de la carbamazepina para las personas que no la toleran. La gabapentinta suele suministrarse principalmente a personas mayores y a las personas cuyo organismo ha demostrado tener una reacción muy negativa al otro fármaco. La pregabalina, el ácido valproico o el baclofén son otras alternativas.
- Cirugía. Cuando los fármacos resultan insuficientes ante los episodios de dolor la cirugía se convierte en una alternativa. Hay técnicas más o menos agresivas para tratar la neuralgia de trigémino. Lo normal es que los médicos comiencen con las menos agresivas y únicamente recurran a las soluciones más agresivas cuando no hay otra opción. La radioterapia estereoatáxica o las infiltraciones con glicerina del ganglio de Gasser son algunas de las técnicas más suaves. La craniectomía occipital con descompresión microvascular es sin duda la opción más agresiva. Revisemos algunas de estas opciones con más detalle:
- Tratamientos ablativos. Por medio de estas intervenciones quirúrgicas lo que se pretende es lesionar el nervio trigémino. Esto se puede conseguir inyectando glicerina o por medio de la aplicación de calor y corrientes eléctricas. En general estas técnicas son menos agresivas pero no muy duraderas. EL 50 por ciento de las personas afectadas por neuralgia del trigémino que han recurrido a estas técnicas han vuelto a sentir dolor a los cinco años más o menos. Sin embargo las complicaciones de los tratamientos ablativos son mínimas. Por este motivo es siempre recomendada si el paciente es de alto riesgo.
- Craniectomía occipital con descompresión microvascular. Como hemos explicado unas líneas más arriba esta es sin duda la opción más agresiva que se puede tomar. Esta cirugía consiste en intentar separar el nervio trigémino del vaso sanguíneo que lo comprime. Para ello el médico accede a través de la fosa posterior del cráneo. Según las estadísticas el 90 por ciento de los pacientes que se someten a esta cirugía notan un alivio del dolor automático. El 80 por ciento de los pacientes siguen sin experimentar dolor al año y el 73 por ciento aproximadamente sigue sin crisis pasados cinco años. Sin embargo, es una técnica muy arriesgada de cirugía mayor y sus riesgos son muy elevados. Se puede producir una pérdida de la audición (lo cual sucede en el 10 por ciento de los casos), de la sensibilidad de la cara (que se da en el 7 por ciento de los casos) y otras complicaciones mucho más graves. En el 4 por ciento de los casos se han registrado la aparición de hemorragias intracraneales, la pérdida de líquido cefalorraquídeo y la aparición de meningitis aséptica.