Cómo conducir a doble embrague
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En Don Cómos ya te hemos explicado cómo conducir un coche automático o como manejar un coche manual, así como todo tipo de información para que sepas que le ocurre a tu vehículo en cada ocasión, como cuando da tirones. Ahora ha llegado el momento de dar un paso más allá y explicarte cómo conducir a doble embrague.
Ayudar a que la reducción de marcha se realice de manera más suave es posible gracias a esta técnica, la cual requiere de bastante práctica para poder llevarla a cabo de una forma exitosa y con soltura. No obstante, antes de explicarte qué es y cómo hacerla, debes saber que aquellos vehículos que tienen marchas sincronizadas no necesitan de esta práctica.
Qué es y para qué sirve conducir a doble embrague
Conducir a doble a embrague es una práctica que se encuentra directamente vinculada con el momento en el que se reduce una marcha en el vehículo. La finalidad de esta maniobra no es otra que la de tratar de obtener que la velocidad de giro del motor sea lo más próxima posible a la velocidad que tendrá en la nueva marcha que se vaya a introducir.
Dicho de otra manera, se busca que el giro del disco del embrague y el del motor alcancen la mayor sincronización posible en el momento de reducir la marcha. Esta es una técnica que lleva muchos años poniéndose en práctica por la ventaja que supone.
Es una práctica muy útil en coches antiguos y camiones, que tienen cajas manuales que no cuentan con sincronizadores. De esta forma se consigue mejorar la sincronización existente entre las diferentes marchas y así disfrutar de una conducción más dinámica, suave y rápida. Asimismo, al ponerla en práctica se consigue una menor retención del motor, con la ventaja que ello supone a la hora de poder alargar la vida útil de los diferentes componentes que lo conforman.
Se usa con asiduidad en momentos de falta de fuerza al conducir vehículos pesados o en aquellas ocasiones en las que se va a conducir por una pendiente muy importante. De esta manera, poniendo en práctica esta maniobra se consigue una conducción más cómoda y eficiente; y también más económica, ya que se reduce el desgaste de los componentes del vehículo, reduciendo la posibilidad de que estos sufran algún tipo de avería.
Cómo conducir a doble embrague
El proceso para saber cómo conducir a doble embrague es muy sencillo, ya que es suficiente con hacer los siguientes pasos:
- En primer lugar se debe proceder a pisar el embrague y colocar la palanca en punto muerto.
- A continuación se levanta el piel del embrague y se da una pequeña pisada al acelerador. De esta forma se consigue que se eleven las revoluciones del motor.
- Ahora se desembragará y se mete la nueva marcha, para seguidamente acelerar.
Como se puede comprobar se trata de un proceso muy sencillo de realizar, y con práctica se interiorizará y se podrá hacer de manera muy rápida y efectiva, mejorando el rendimiento a la hora de hacer el cambio de marcha.
Asimismo, hay que tener en cuenta que existe otra variante que se denomina «falso doble embrague». En este caso no es necesario que se levante el pie del embrague cuando se encuentra la palanca de cambios en punto muerto y se pisa el acelerador. En cualquiera de las dos situaciones, se puede conseguir el mismo resultado y las mismas ventajas.
Consideraciones sobre la conducción a doble embrague
Estos pasos para saber cómo conducir a doble embrague deben ser realizado en un tiempo aproximado de más o menos un segundo. De esta forma se evitará perder potencia o velocidad a la hora de hacer el proceso, y evitar posibles daños en componentes mecánicos.
En el caso de que se realice el cambio de la manera adecuada, se podrá comprobar como la marcha entra de una manera óptima y se produce una transición fluida, evitando que se pueda sentir una especie de latigazo o tirón en el vehículo.
A pesar de que en un principio pueda parecer un tanto complicado, la realidad es que es un método muy sencillo. Sin embargo, sí que es cierto que necesita cierta práctica, la cual se recomienda hacer en lugares en los que no haya obstáculos ni tráfico, de manera que se pueda practicar con total libertad, comodidad y seguridad; evitando así que se puedan poner en peligro a otros conductores o usuarios de la vía.
Conociendo técnicas como la conducción a doble embrague y otros métodos de conducción segura, se mejora la seguridad al volante, pero al mismo tiempo se disfrutan de otros beneficios en el propio vehículo. Por ejemplo, en este caso se ayuda a la hora de mantener en mejor estado el vehículo, alargando su vida útil en diferentes componentes, lo que a su vez derivará en menos averías y desgastes.