Dieta para niños con obesidad
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En un mundo cada vez más sedentario, es normal que todos, hasta los más pequeños de la casa, comiencen a sufrir problemas de sobrepeso. La situación vivida por el Covid-19 ha empeorado el panorama, ya que la cuarentena ha disparado los niveles de ansiedad en las personas, haciendo que coman más a cualquier hora del día.
Por supuesto, como es de esperarse, este problema no exime a los niños, quienes resultan siendo los más afectados. Tan solo en España, entre el 15 y el 18% de los niños sufren de obesidad, o sufrirán de ella cuando sean adultos.
Aunque raramente tiene un origen hereditario, diferentes estudios han demostrado que el riesgo de padecer obesidad infantil es cuatro veces mayor en el caso de los niños que tienen, al menos, uno de sus padres obesos. Ahora bien, el riesgo se multiplica por ocho, cuando ambos padres son obesos, ya que el problema radica en las costumbres alimenticias de la familia.
En pocas palabras, podemos afirmar que la obesidad infantil es otra pandemia más, la cual se ha ido extendiendo rápidamente y que puede cobrar muchas vidas, si no se hace algo al respecto.
Claro, en este caso, son los padres quienes tienen la responsabilidad de enseñar a comer, de forma saludable, a sus hijos. Si tu hijo padece de obesidad infantil, de seguro querrás ayudarlo a llegar a un peso en donde su salud no esté en peligro. Si ese es el caso, en este artículo encontrarás algunas dietas que pueden ayudarte a combatir el flagelo de la obesidad.
Sin embargo, lo más recomendable siempre es visitar a un médico nutricionista, ya que son los más capacitados para atender estos casos. No obstante, en este artículo, te estaremos dando cierta orientación de cómo puedes ayudar a tu hijo a comer sano.
Instrucciones
Existen muchos factores, los cuales suelen actuar conjuntamente, que incrementan, en gran manera, el riesgo de que los niños padezcan de obesidad infantil. Algunos de ellos son los siguientes:
- Una dieta incorrecta: si el niño consume alimentos con alto contenido calórico, como la llamada comida chatarra, productos horneados y bocadillos de las máquinas expendedoras, demasiados dulces y postres, así como bebidas gaseosas o azucaradas, es muy probable que termine siendo un niño obeso o con exceso de peso.
- La falta de ejercicio: cuando los niños no realizan ninguna actividad física, tienen más posibilidades de aumentar de peso, ya que no queman las calorías que consumen. Por otra parte, dedicar mucho tiempo a actividades sedentarias, como jugar videojuegos o mirar la televisión, contribuye al problema.
- Los factores hereditarios: un niño que provenga de una familia con sobrepeso, está mucho más propenso al aumento de peso, ya que vive en un entorno en donde siempre hay acceso libre a alimentos con un índice calórico elevado y en donde no se fomenta ninguna actividad física.
- Factores psicológicos: cuando el niño sufre de estrés infantil, se incrementan las posibilidades de que sufra de obesidad. De hecho, se ha comprobado que algunos niños comen en exceso para hacerle frente a sus problemas o para lidiar con las emociones negativas, como el estrés, la ansiedad o el aburrimiento. Lo mismo puede evidenciarse en el caso de sus padres.
- Factores socioeconómicos: puesto que algunas personas poseen recursos limitados, es probable que compren comida semipreparada, la cual no se echa a perder tan rápidamente, como comidas congeladas, galletas saladas y dulces, etc. Además, suelen vivir en vecindarios de bajos recursos, en donde no se tiene acceso a lugares seguros para ejercitarse.
Hay que tener en cuenta que ni la obesidad ni el sobrepeso son enfermedades que se corrigen por sí solas. Es necesario que hagas cambios en tu rutina de alimentación, ¿Cómo cuáles?
Cómo combatirla
Para tratar de corregir estos malos hábitos, lo primero que necesitas saber es cuáles son los alimentos que no están permitidos. Algunos de ellos son los siguientes:
- La leche y el yogurt enteros.
- Los quesos grasos o maduros.
- Las carnes con grasas.
- Las galletas dulces.
- Todos los productos de pastelería.
- La mantequilla.
- El azúcar.
- Las golosinas en general.
- Las bebidas carbonatadas regulares.
- El exceso de sal.
- Las frituras y los embutidos, etc.
Reemplaza estos alimentos perjudiciales por estos que sí son permitidos:
- La leche descremada.
- Los yogures descremados con cereales sin azúcar.
- Queso bajo en sal y en grasas.
- Carne magra, como la del pollo o el pescado.
- Frutas.
- Vegetales, limitando el consumo de papa, batata y maíz.
- Huevos.
- Pan integral o pan blanco.
- Cereales integrales.
- Edulcorantes naturales.
- Agua mineral sin gas.
- Caldo de verduras casero, entre otros alimentos saludables.
Que Necesitas
Ahora que conoces cuáles son los alimentos permitidos y cuáles no, es necesario que aprendas a combinarlos en platos que sean apetitosos y nutritivos para el niño. Veamos un ejemplo de ello:
- En el desayuno: un vaso de licuado de plátano con leche, sin azúcar y un sándwich tostado con jamón cocido y queso. Otra opción podría ser un vaso de leche con cacao, dos tostadas de pan con queso y mermelada y una fruta de su preferencia.
- Para el almuerzo: alitas de pollo con patatas y bastoncitos de zanahoria al horno. Una taza de ensalada de frutas, aderezada con una cucharada de yogurt. Una segunda opción podría ser espaguetis con salsa de tomate y carne de ternera picada y una taza de gelatina con frutas. Si deseas premiar sus esfuerzos, ofrécele una hamburguesa de carne casera con patatas y una taza de gelatina.
- Para la merienda: puedes prepararle un licuado de frutas con yogurt líquido endulzado con una cucharadita de jalea y unas galletas de avena. Otra alternativa sería un yogurt desnatado y un sándwich con una rebanada de jamón y una de queso bajo en grasa.
- Para la cena: prepárale pollo al horno con croquetas de espinacas y piñones, con una gelatina. También puedes hacerle carne a la parrilla o a la plancha con un puré de patatas y de calabaza, junto con una taza de ensalada de frutas. Para la cena del fin de semana, en caso de que quieras premiar su esfuerzo, hazle una pizza con una porción de helado ligero.
Ahora bien, lo ideal sería prevenir esta situación, ya que puede repercutir de manera negativa en la salud del niño. Por ello, ¿qué recomendaciones podemos seguir?
Consejos
- Ajusta las cantidades. Las raciones para un niño deben ser menores que las de un adulto promedio. Además, en la medida de lo posible, no le permitas repetir.
- Cocina de forma sencilla, con platos hechos a la plancha, al horno, en la microondas o al vapor. Elimina las frituras, los embutidos y los dulces. Usa aceite de oliva para cocinar y para aliñar los latos. Recuerda que siempre debe ser en pocas cantidades.
- Compra leche semidescremada, así como quesos y yogures que sean bajos en grasa. Puedes permitirle las bebidas azucaras o las golosinas solo en momentos especiales, como fiestas, salidas al cine o reuniones familiares.
- Acostumbra a tu hijo a tomar agua en abundancia. Esta ayuda a saciar el apetito, ayuda a la digestión, a la eliminación de toxinas del organismo, entre otras cosas. En caso de que le guste mucho el chocolate, puedes permitírselo siempre y cuando sea negro.
- Ofrécele alimentos como pasta, arroz, legumbres y hortalizas, así como frutas y cereales. Claro, siempre deben estar cocinados con poca grasa. Con relación a las salsas, no es conveniente usar la mayonesa o el ketchup. Puedes sustituirlos por alternativas más saludables.
- Por último, y no menos importante, anímalo a practicar algún deporte o a hacer un poco de ejercicio para que no tenga una vida sedentaria. De hecho, puedes lograrlo aún estando en cuarentena social.
Si sigues todas estas recomendaciones podrás, no solo tratar el problema de obesidad infantil en tu hijo, sino prevenirlo, en caso de que observes algunas señales de alerta que te hagan pensar que podría llegar a esa situación.