Dieta de la zona – Cómo hacerla y Consejos

En plena época navideña, y en vistas a la entrada de un nuevo año, la mayoría de propósitos van ligados a realizar dieta y mejorar nuestra imagen corporal. Sin embargo, en la mayoría de los casos obviamos que gran parte del secreto de la nutrición está en la mente. Comer más despacio o en platos pequeños saciará el hambre con menor cantidad de comida. Precisamente, la dieta de la zona va en esta línea.

¿Qué es la dieta de la zona?

Más que una dieta propiamente hablando, la dieta de la zona puede ser calificado como un concepto nutricional basado en buscar un equilibrio de la comida y, de esta forma, controlar la respuesta hormonal que tendrá nuestro cuerpo durante las próximas horas. Fue creada por Barry Sears, y su popularidad creció cuando algunas estrellas de la gran pantalla como Brad Pitt o Jennifer Aniston empezaron a utilizarla.Su objetivo es mantener el correcto equilibrio hormonal, a partir de una dieta baja en hidratos de carbonos y alta en proteínas.

En la dieta de la zona, a diferencias de muchos otros planes nutricionales, no se prohíbe el consumo de ningún tipo de alimento. Básicamente, se controla la cantidad de cada nutriente que se ingiere. Consiste en dividir el plato en proporciones y aplicar la correspondiente a los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas.

De hecho, existen dos tipos de clasificación en este tipo de dieta. Por un lado, un método más visual basado en la percepción de nuestros ojos. En cambio, también se puede realizar el método de bloques, el cual es más recomendable para empezar. El bloque es considerado la unidad de medida de dicha dieta, el cual está compuesto por un 40% de hidratos de carbono y un 30% tanto de proteína como de grasa. Para cada comida, una mujer necesita tres bloques, mientras que los hombres pueden elegir entre 4 o 5 bloques, en función del tipo de constitución que tengan.

Beneficios de equilibrar los niveles de sangre

Al igual que ocurre con el Ph del jabón que usamos para lavarnos las manos o los platos, mantener dicho equilibrio en el cuerpo es fundamental. Precisamente, la dieta de zona aporta numerosos beneficios como este:

  • Un equilibrio de sangre, a partir de este tipo de dieta, ayudará a mejorar la calidad de la digestión de los alimentos.
  • El estrés, el sedentarismo y los malos hábitos alimentarios contribuyen a un desequilibrio en sangre perjudicando nuestra calidad de vida. Con esta dieta, se eliminan este tipo de problemas.
  • Unos buenos hábitos también permitirán mejorar nuestro rendimiento deportivo y físico en el gimnasio o en cualquier tipo de rutina.
  • El equilibrio alimentario supondrá también un equilibrio en sangre.
  • Permite adelgazar sin dejar de comer ningún tipo de alimento. Elimina las denominadas comidas basura como los azúcares o harinas refinadas.
  • Promueve un estilo de vida saludable con 4 o 5 comidas diarias, y la obligación de realizar deporte regularmente.

No hay que obviar que la sangre es como una balanza, y que esta debe ser equilibrada. Los dos extremos son lo ácido y lo alcalino. Las frutas y las verduras contribuyen a aumentar la alcalinización. En cambio, los cereales, legumbres, la leche y toda la proteína que provenga del animal tenderá a más acidez. Por ello, el secreto consiste en encontrar el equilibrio y, por tanto, conseguir unos hábitos de vida saludables que contribuyan a una buena digestión y a una buena práctica deportiva.

Sin embargo, como en toda dieta tiene sus inconvenientes aunque en este caso son mínimos. Seguir esta dieta regularmente es complejo debido a la cantidad de alimento a ingerir. Esto provoca que salir a comer fuera y realizar vida social sea algo más complicado. La gran cantidad de proteína puede provocar problemas en los riñones, mientras que las personas que tengan el colesterol alto deben ir con cuidado, debido a la enorme cantidad de grasa.

Cómo hacer la dieta de la zona

Pero, vamos a lo importante. ¿Cómo se debe realizar la dieta de la zona? La respuesta es muy sencilla. Para llevarla a cabo, debemos dividir el plato en tres porciones iguales. En una pondremos la proteína (100 gramos para las mujeres y 150 para los hombres), que visualmente será aproximadamente el tamaño de la palma de una mano de un humano. Además de la proteína animal, también se permiten alimentos ricos en proteínas. De hecho, para los veganos valdría el tofu, mientras que los vegetarianos pueden optar por huevos o incluso leche.

Con las proteínas, tenemos llena una tercera parte del plato. Quedan dos, que estarán reservadas para los hidratos de carbono y las grasas. En cuanto a hidratos, recordemos que cada bloque equivale a un 40% del plato. Visualmente suele equivaler al tamaño de dos puños, aunque tenemos varias opciones. Si optamos por ensalada y verduras, podremos añadir una pieza de fruta de postre. En cambio, si elegimos pasta o arroz, como fuente de hidratos de carbono en detrimento de la ensalada, es recomendable no tomar fruta, ya que daríamos demasiada glucosa al cuerpo. Finalmente, tomamos la grasa como el acompañamiento a los hidratos de carbono y las proteínas en forma de aceite. Hay que ir con cuidado con la cantidad, ya que una cucharada sopera es suficiente para llenar el tercio restante. Otras opciones muy recomendables son el guacamole o los frutos secos, entre los que podrían encontrarse las nueces. Una vez realizada la dieta, llega la hora de comprobar su efectividad. Si pasadas 3 o 4 horas no sientes necesidad de seguir comiendo, y notas niveles superiores de concentración, enhorabuena. Significa que has conseguido estabilizar tus niveles de sangre.

Un ejemplo de la dieta en zona sería iniciar el día con un desayuno formado de una tortilla de alguna verdura, con dos cucharaditas de aceite de oliva. A media mañana, tomaríamos un pudín para retomar fuerzas después de algunas horas de trabajo. La comida estaría formada por una ensalada verde con una pechuga de pollo y almendras. La merienda estaría compuesta por un cuarto de taza de yogur desnatado y de fresas con almendras. Finalmente, para cenar tomaríamos camarones con guisantes, soja, bambú y algunas castañas. Así, completaríamos de forma saludables las cinco comidas recomendadas para cada día.

El otro gran reto es establecer una dieta equilibrada en bloques para todo el día. Es muy subjetivo y dependerá del peso, la altura y el tanto por ciento de grasa que tengamos. Por ello, es recomendable la visita a un especialista para determinar la cantidad a ingerir con un criterio objetivo. La actividad física  y el deporte que se haga también será otro factor a tener en cuenta. Por lo general, los hombres consumirán un total de 15 bloques, mientras que las mujeres se quedarán en los 12. Sea como sea, las recomendaciones pasan por realizar un total de cinco comidas (las tres principales y dos pequeños tentempiés que pueden ser piezas de fruta), desayunar fuerte justo después de despertarse, no dejar pasar más de cuatro horas entre comidas, beber un mínimo de dos litros al día, así como añadir Omega 3 y antioxidantes a nuestra dieta. Siguiendo estas recomendaciones lograremos una dieta de zona equilibrada y mejoraremos nuestros hábitos diarios. Recuerda que la motivación, acompañado de ejercicio físico y una correcta alimentación es la clave del éxito.

¿Te ha gustado?

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada.