Cómo gestionar la dependencia emocional
Habitualmente muchas personas acuden a psicólogos para tratar de hacer frente a un problema que es más frecuente de lo que se pueda pensar, la dependencia emocional.
La también llamada dependencia afectiva o dependencia relacional, se trata de un problema que se da con cada vez mayor frecuencia en la sociedad actual. Este es un estado que se acostumbra a manifestar en las relaciones con otras personas, aunque se presenta en mayor medida en el caso de las relaciones de pareja. Su característica principal es la de que exista un desequilibrio en la interacción de dos personas.
Este desequilibrio emocional puede llegar a hacer que una de las dos partes se convierta totalmente en dependiente de la otra, lo que acaba provocando que una relación de pareja pase a ser una relación destructiva.
Esta dependencia es más común de lo que se pueda pensar, siendo considerada un tipo de adicción, mediante la cual una persona pierde el control y tiene una dependencia.
Esto provoca que la persona afectada dependa de otra para ser feliz y esto hace que busque en todo momento satisfacer los deseos del otro, aunque esto suponga dejar los suyos propios a un lado. Aunque muchas veces se habla de dependencia emocional en el caso de las relaciones de pareja, también puede tener lugar entre amigos, familiares, etcétera.
Características principales de la dependencia emocional
Para entender mejor cómo gestionar la dependencia emocional, lo más recomendable es entender plenamente en qué consiste y esto pasa, en parte, por saber sus principales características, que son las siguientes:
- Pensamiento de que no se puede vivir sin la otra persona. Este pensamiento se da en la gran mayoría de las personas que padecen de dependencia emocional. Por ello, hacen todo lo posible por continuar a su lado.
- Necesidad constante de agradar. Se esfuerzan por agradar en todo momento a la otra persona, haciendo todo lo que esta quiera, aunque suponga renunciar a sus propios deseos, necesidades y opiniones.
- Miedo a la soledad. Las personas con dependencia emocional presentan un miedo irracional a estar solos, y hacen lo posible para que esto no ocurra.
- Baja autoestima. En muchas ocasiones tienen una baja autoestima, pensando que no es digno de la otra persona. Por ello busca satisfacer a esa persona.
- Sumisión: Esta dependencia hace que la persona que lo padece sea sumisa y siempre anteponga otros deseos a los suyos.
Estas son solo algunas de las características de estas personas, que en algunas ocasiones sufren dependencia emocional a pesar de que haya habido violencia o maltrato. No obstante, puede presentarte tanto con la existencia de ello como sin que llegue a existir ningún tipo de maltrato.
Consecuencias de la dependencia emocional
Las consecuencias de la dependencia emocional pueden ser varios, entre las cuales se encuentran:
- Ansiedad. El pensamiento de no poder vivir sin la otra persona lleva a que haya una ansiedad de manera constante, provocada por el miedo de que esto pueda llegar a ocurrir. También ocurre cuando la otra persona tarda en responderles.
- Depresión. Si la otra persona no corresponde a lo esperado, quién padece dependencia emocional también puede sufrir depresión, al sentir que están haciendo algo mal.
- Obsesión. Se pueden llegar a obsesionar con la otra persona y tener pensamientos obsesivos sobre ella, relacionada con las cosas que hace, sus planes de futuro, etcétera.
- Insomnio. Todo lo anterior puede provocar problemas para conciliar el sueño.
- Conflictos. Por otro lado hay que tener en cuenta que esta obsesión y preocupación por complacer a una persona puede provocar al mismo tiempo que haya conflictos con terceras personas.
Cómo gestionar la dependencia emocional
En el caso de que sientas que tú u otra persona está sufriendo de dependencia emocional, hay formas de tratar de gestionar la misma. Para empezar, es necesario dejar de idealizar a la otra persona, es decir, dejar pensar que es perfecta, cuando la realidad es que la perfección no existe.
Por otro lado, es necesario incidir en la asertividad. Es necesario recurrir a técnicas para ello, con el fin de dejar de pensar en que el único objetivo debe ser satisfacer los deseos de otra persona. También hay que dedicarse tiempo a uno mismo, debiendo respetar los deseos y necesidades propias.
Asimismo, hay que tener presente la culpabilidad, sin tener que sentirse culpable si la otra persona no está satisfecha con algo que haces. No hay que sentirse mal por este motivo. También hay que tener en cuenta la ansiedad, apostando por técnicas de relajación, meditación u otras actividades que ayuden a solucionar este problema que tanto mal puede llegar a causar.
De manera general se debe pensar en que se puede vivir sin la otra persona. Lo más importante es entender que, en el caso de las relaciones de pareja, si hay una ruptura, podrás gestionarlo. También deberás trabajar la autoestima y sentirte mejor contigo mismo.
En todo caso, cuando hay una gran dependencia emocional, es recomendable ponerse en manos de un profesional.