Artrosis Reumatoide – Tratamientos, Síntomas y Consejos
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Conforme vamos envejeciendo la artrosis reumatoide se convierte en una afección bastante normal. De hecho es una de las patologías reumáticas más habituales que padece el ser humano.
Sin duda habrás visto reflejada esta patología en tus abuelos. Y puede que tus padres comiencen a padecerla en no mucho tiempo. Desde doncomos queremos enseñarte todo lo que tienes que saber sobre la artrosis reumatoide (o artrosis). Tanto sus síntomas como los tratamientos más habituales. Además te daremos algunos consejos para que puedas llevar esta afección con mayor naturalidad y calma.
Recuerda que en doncomos no somos médicos. Por este motivo, aunque puedes consultar nuestro apartado de salud para saber más cosas al respecto, es importante que tus afecciones siempre las trates con un facultativo experto. Los médicos de cabecera son los que tienen acceso a nuestro expediente médico y sabrán ayudarnos o derivarnos al experto adecuado.
¿Qué es la artrosis reumatoide?
Como explicábamos unas líneas más arriba la artrosis es una de las principales patologías relacionadas con las articulaciones. Esta afección puede afectar a las articulaciones de todo el cuerpo. Sin embargo suele ser más habitual que se desarrolle en algunas concretas.
Por norma general la artrosis no comienza a aparecer hasta que nos hacemos mayores. Más de la mitad de pacientes que tienen una edad superior a los 65 años suelen acudir al médico por este motivo.
La artrosis surge porque el cartílago se va degenerando y gastando. De ahí que se trate de una patología asociada a la edad. El cartílago se encarga de recubrir el hueso por los extremos. De esta manera los protege cuando nos movemos. Por ejemplo al doblar las rodillas, al chascar los nudillos, etcétera. Gracias al cartílago los huesos no rozan entre sí y quedan bien protegidos. El cartílago se compone de un líquido, conocido como líquido sinovial, que ayuda a que las articulaciones hagan sus movimientos sin problemas ni roces entre los huesos. Gracias a este líquido las articulaciones están bien hidratadas y llevan a cabo su función con una perfecta elasticidad.
La artrosis aparece cuando el cartílago no mantiene sus propiedades en perfecto estado afectando al buen funcionamiento de las articulaciones. En los casos más graves el propio cartílago puede llegar a desaparecer y hacer que los huesos rocen cuando se articulan. Esto provoca unos dolores muy agresivos que incluso llegan a impedir que la gente camine o mueva la cadera con normalidad. Muchas veces el hueso reacciona a esta situación estimulando su crecimiento lateral. De ahí que comiencen a aparecer los osteofitos. Se trata de una especie de nódulos que aparecen en las articulaciones. Las personas mayores suelen tenerlos muy marcados en la zona de la muñeca.
Aunque la degeneración propia de la edad es un rasgo propio de esta patología, existen otros factores que la provocan. Entre las más comunes destacan:
- Tener predisposición a que se inflamen ciertas articulaciones.
- Haber sufrido varias lesiones en la misma articulación a lo largo del tiempo.
- Cierto condicionante genético. Por norma general si tus padres y tus abuelos tienen artrosis lo más seguro es que tú también termines por padecerla.
En cuanto a los factores de riesgo, sin duda los más importantes son los siguientes:
- La edad. Como explicábamos unas líneas más arriba es normal que las personas mayores terminen por padecer artrosis reumatoide. A partir de los 50 años este problema puede comenzar a aparecer.
- Las mujeres tienen una mayor predisposición que los hombres a sufrir esta patología en las articulaciones. La menopausia también suele provocar su aparición.
- Problemas de obesidad. No hay que olvidar que el sobrepeso provoca un exceso de presión sobre las articulaciones. Principalmente en las rodillas, en los pies, en la zona lumbar y en la columna vertebral.
- Traumatismos y posibles operaciones. El golpearse varias veces en la misma articulación o haberse sometido al algún tipo de operación aumenta la aparición de la artrosis reumatoide.
- La genética. Los antecedentes familiares nos advierten de que muy probablemente nosotros padezcamos artrosis cuando seamos mayores.
Tipos de artrosis reumatoide
En general podemos dividir la artrosis en dos grandes tipos:
- Artrosis primaria o idiopática. Hablamos de artrosis primaria cuando nos referimos a aquellas patologías que no parecen tener una causa aparente. Suele darse en las manos, en la cadera, en la columna, en las rodillas o en los pies. Muchas no se focaliza en un solo punto, sino que se da en varias articulaciones a la vez.
- Artrosis secundaria. Este tipo de artrosis, a diferencia de la primera, sí suele estar relacionada con causas asociadas a la aparición de esta patología. Entre las más comunes suelen encontrarse:
- Causas genéticas.
- Traumatismos que hayan afectado en varias ocasiones a una o varias articulaciones.
- Padecer otras enfermedades de tipo reumático. Como la artritis reumatoide o la gota.
- Padecer ciertas enfermedades metabólicas. Como por ejemplo la diabetes o el hipotiroidismo.
¿Cuáles son los síntomas de la artrosis reumatoide?
Los síntomas de la artrosis reumatoide suelen estar directamente asociados con la degeneración del cartílago. Y por ende, la afección sobre las articulaciones. Entre los más comunes destacan los siguientes:
- Dolores. Es bastante habitual que aparezca dolor en la articulación o articulaciones que se ven afectadas por esta patología. En ocasiones no se da, aunque es menos frecuente. Piensa que la degeneración de los cartílagos hace que los huesos se rocen en la zona de las articulaciones. Esto provoca graves dolores al realizar los movimientos más sencillos. Desde girar la cadera con velocidad a caminar.
- Deformación en las articulaciones. Cuando el cartílago se ve afectado y los huesos comienzan a entrechocar en la zona de las articulaciones estos se protegen creciendo lateralmente. Como consecuencia salen una especie de nódulos que deforman las articulaciones. Estas se hacen mucho más anchas. Seguro que los has visto reflejados en los nudillos y en las muñecas de las personas mayores.
- Crujidos. Estos aparecen cuando hay falta de líquido sinovial en el cartílago. Por este motivo, cuando la articulación permanece inactiva en la misma posición mucho rato, suenan al cambiarla. Como si tuviera falta de lubricación que evitase que los huesos rozasen entre sí y crujiesen.
- Articulaciones rígidas. Cuando la persona que tiene artrosis reumatoide pasa mucho rato inactiva en la misma posición se nota cierta rigidez. Esta rigidez impide que las articulaciones realicen bien su función. Notarás que a las personas mayores les cuesta ponerse de pie después de pasar muchas horas sentadas porque las articulaciones de las rodillas se quedan rígidas.
- Inflamación. En ocasiones el líquido sinovial se escapa y termina por inflamar la zona alrededor de la articulación afectada.
Tratamiento de la artrosis reumatoide
Por desgracia la artrosis reumatoide no tiene cura. Una vez que los cartílagos de las articulaciones se ven afectados, difícilmente se pueden reparar. Por este motivo el tratamiento de la artrosis sirve para aliviar los dolores que provoca esta patología.
Los medicamentos asociados a esta enfermedad sirven para retrasar la degeneración de los cartílagos y para evitar que el dolor nos impida desarrollar una vida normal. Separemos los remedios en estas dos opciones.
Medicamentos para luchar contra el dolor que provoca la artrosis reumatoide
Lo normal es que el médico de cabecera recete:
- Antiinflamatorios y analgésicos. El ibuprofeno, el paracetamol, el metamizol o el dexketoprofeno son los más comunes.
- Opiáceos menores. En caso de que el dolor sea más agudo se pueden recetar opiáceos menores. Como por ejemplo la codeína y el tramadol. Como estos dos son bastante agresivos con el estómago, si el médico ve que el paciente sufre del aparato digestivo pueden sustituirse por inhibidores de la COX-2.
- Corticoides. Estos fármacos se suelen recetar a aquellos pacientes que no pueden tomar los antiinflamatorios más básicos. También se hacen infiltraciones con ellos en aquellas articulaciones que más duelen. No todas las infiltraciones se hacen con corticoides. También se usa ácido hialurónico que tarda más en hacer efecto pero dura más tiempo.
- Opiáceos mayores. En caso de que el médico vea que el paciente no responde adecuadamente al resto de los fármacos, es probable que recete opiáceos mayores.
Para que logren aliviar los dolores, estos fármacos se deben de consumir a diario. En el caso de que el paciente pase por una crisis de dolor, lo normal es intensificar el tratamiento y aumentar la dosis temporalmente.
El principal problema de este tratamiento es que puede provocar problemas digestivos a la larga. Tomar fármacos a diario suele producir este efecto. Por este motivo es tan importante que el tratamiento se lleve a cabo bajo prescripción y control médico.
Medicamentos para retrasar la degeneración de los cartílagos
En estos casos el tratamiento consiste en recetar condroitín sulfato y sulfato de glucosamina. De esta manera los cartílagos se desgastan más lentamente y se evita al paciente tener que tomar analgésicos u otras sustancias de manera permanente.
En los casos más agudos donde los fármacos que hemos visto no hacen efecto se ha de recurrir a la cirugía. En estos casos se procede a sustituir la articulación que se ha visto gravemente afectada por prótesis. Este tipo de intervenciones suele llevarse a cabo en la cadera y en las rodillas.
Aunque es una patología sin cura se puede mejorar su pronóstico gracias a estos fármacos. Además, en caso de personas con sobrepeso, bajar su masa corporal ayudará mucho a evitar que sus articulaciones sufran en extremo.
Consejos para una vida mejor con artrosis
Ahora que ya hemos visto qué es la artrosis, cuáles son sus síntomas y qué tratamientos existen, queremos ofrecerte algunos consejos que te sirvan de ayuda para evitar que tus articulaciones empeoren con más rapidez. Estas son sin duda las más importantes:
- Evita el sobrepeso. Una carga excesiva en tus articulaciones solo las dañará. Si tienes sobrepeso es hora de que luches contra él. No hay excusas que valgan. No solo te servirá para mejorar tus articulaciones, sino también tu salud en general.
- Practica ejercicio aeróbico. La mejor manera de evitar que la artrosis reumatoide afecte gravemente a tus articulaciones y a los músculos es hacer ejercicio aeróbico. Nada mejor que ir a natación o pasear cada día por lo menos una hora. De esta manera los músculos asociados a la articulación afectada no se atrofiarán por falta de uso. Si no haces estas actividades terminarás por tener tales dolores que no podrás ni caminar ni moverte. En caso de que tengas artrosis en las manos es mejores que no realices ciertos movimientos repetitivos que pueden cansar tus articulaciones. Por ejemplo coser o ciertas manualidades.
- Aplicar calor y frío en las zonas afectadas. Nada mejor que una buena manta eléctrica, una bolsita de agua caliente o un poco de hielo envuelto en un paño para luchar contra los dolores y la inflamación. Si tienes dolores no dudes en usar la bolsita de agua caliente. Si notas las articulaciones inflamadas aplica frio.
- En caso de padecer artrosis de cadera, de columna vertebral o de rodilla… es mejor que no permanezcas de pie mucho tiempo en la misma posición y sin descanso. Tampoco es bueno que estés todo el día sentado. Intenta usar ciertos complementos para desplazarte y descargar parte del peso corporal. Por ejemplo un carrito para mayores. Usa siempre calzado cómodo que te permita caminar con facilidad y no te provoque dolores. Evita siempre que puedas los terrenos irregulares. Una ligera irregularidad en tu camino puede provocar un movimiento doloroso de estas articulaciones.