Cómo diagnosticar un trastorno de ansiedad en los niños

En un mundo tan agitado es normal sentirnos estresados y cada vez más angustiados, pues pareciera que todo va demasiado rápido y que el nivel de excelencia exigido es cada vez más elevado y, por lo tanto, hay cada vez más competencia y presión en todos los ámbitos de la vida.

Por supuesto, al escuchar la palabra estrés, es probable que pensemos en la vida de los adultos, quienes siempre tienen muchos problemas y tareas por hacer, quienes tienen que tomar litros de café en el día para poder dar el máximo, quienes no tienen tiempo ni siquiera para divertirse o descansar un poco.

Sin embargo, por extraña que pudiera parecerte la idea, se ha comprobado que, hoy día, los adultos no son los únicos que padecen de estrés y otros problemas del tipo emocional. Los niños también son víctimas de ello y cada vez son más los afectados que necesitan ayuda profesional.

Esto, debido a diferentes circunstancias, como las peleas familiares o el divorcio de sus padres, las presiones en el colegio para alcanzar la excelencia académica, el bombardeo de tareas y actividades, el acoso escolar, la presión social por ser el más popular, el cumplir con actividades extracurriculares, etc.

Por si fuera poco, el estrés no es lo único con lo que tienen que lidiar los niños, también están la depresión y la ansiedad, las cuales han llevado a muchos al suicidio. Si quieres ayudar a tus hijos a tus hijos a llevar una vida emocionalmente más sana, ¿cómo puedes hacerlo? ¿Qué necesitas para lograrlo?

Algo que puede ayudarte es un diagnóstico temprano. Pero, ¿cómo diagnosticar un trastorno de ansiedad en los niños? ¿Cómo saber si tu hijo lo está padeciendo? ¿Qué indicios te ayudarán a saberlo? Y, más importante aún, ¿qué ayuda puede dársele? Aquí te diré.

Instrucciones para diagnosticar un trastorno de ansiedad en los niños

Una de las principales características de los trastornos de ansiedad es el temor, la preocupación y hasta el terror que hace que se altere la capacidad de funcionar con normalidad. A su vez, este temor o preocupación es totalmente desproporcionado para las circunstancias.

Por supuesto, existen distintas situaciones que pudieran desencadenar cierto grado de ansiedad, dentro del límite de lo normal, como:

  • Cuando los niños pequeños son separados de sus padres. En especial, en entornos no familiares, como es el caso de su iniciación en el colegio.
  • El temor a las arañas, los bichos, la oscuridad, los monstruos, etc.
  • Cuando los niños tímidos deben enfrentarse a situaciones nuevas.
  • Cuando se les exige presentar un informe, o cualquier otra actividad, delante de sus compañeros de clases, entre otras situaciones.

Aunque estas situaciones se encuentran dentro del rango de lo que se considera normal, si se vuelven muy exageradas, al punto de que afecta, de forma significativa, su funcionamiento o les causan una angustia muy intensa, entonces pudieran considerarse como un trastorno de ansiedad.

Por lo general, este tipo de trastornos surgen durante la infancia y la adolescencia. De hecho, se considera que entre un 10 y 15% de los niños llegan a padecer, al menos, un trastorno de ansiedad y estos niños tienen mayores posibilidades de sufrir trastornos depresivos en el futuro.

Algunos de los trastornos de ansiedad más comunes, en niños y adolescentes, son:

  • La agorafobia.
  • El trastorno de ansiedad generalizada.
  • El trastorno de pánico.
  • La ansiedad por separación.
  • La ansiedad social.
  • Algunas fobias específicas, etc.

¿Que necesitas para diagnosticar un trastorno de ansiedad en los niños?

La evidencia médica ha demostrado que los trastornos de ansiedad están relacionados con una disfunción en las partes del sistema límbico, así como en el hipocampo, las cuales se encargan de regular las emociones y la respuesta a las situaciones que producen miedo.

Asimismo, se cree que la herencia genética juega un papel fundamental en esto. Por lo general, los padres con trastornos de ansiedad tienden a hacer que los problemas de sus hijos se intensifiquen.

Una de las manifestaciones más frecuentes, del trastorno de ansiedad en los niños, es el rechazo a ir a la escuela. Este temor, aunque es real, es sumamente raro. Es probable que, una gran cantidad de niños que manifiestan su negativa de ir a la escuela, sufran de ansiedad por separación, ansiedad social, pánico y hasta la combinación de algunas de ellas.

Sin embargo, siempre es recomendable considerar la posibilidad de que el niño esté sufriendo de acoso en su lugar de estudios y, por tal motivo, se niegue a ir al colegio o manifieste conductas poco usuales.

Algunos de estos niños expresan su sentir a través de síntomas somáticos. Por ejemplo, dicen que no pueden ir al colegio porque les duele la cabeza o porque tienen malestar en el estómago. En ocasiones, estos niños puede que estén diciendo la verdad, ya que la ansiedad está acompañada por malestar gástrico, náuseas y dolores de cabeza.

De hecho, estudios recientes han comprobado que los niños que se quejan de frecuentes dolores de estómago, a menudo tienen un trastorno de ansiedad subyacente.

Si notas que la preocupación o el miedo interfieren en las actividades cotidianas del niño, como jugar, relacionarse con otros, cumplir con las actividades escolares, entre otras cosas, esto puede ser un indicativo de que padezca de algún trastorno de ansiedad.

A pesar de que, por lo general, la ansiedad se manifiesta por miedo y preocupación, el niño también pudiera estar irritable o enfadado todo el tiempo o la mayor parte de él. Otros síntomas de la ansiedad incluyen problemas para dormir.

Algunos niños no comunican sus preocupaciones ni expresan a sus padres cómo se sienten y, por lo tanto, los síntomas pasan desapercibidos. Por eso, lo más recomendable es que estés atento a cómo reacciona ante ciertas situaciones estresantes y a la manera en que se relaciona con los demás. En especial, con niños de su misma edad.

Consejos para diagnosticar un trastorno de ansiedad en los niños

 

Aunque pudieras tener sospechas fundamentadas en hechos reales, de que tu niño pudiera estar sufriendo de un trastorno de ansiedad, el diagnóstico debe realizarse a la luz de una evaluación clínica.

Un interrogatorio para conocer al niño, lo que incluye sus dolencias actuales, una retrospectiva de él y sus elementos familiares, ambientales y personales más importantes, puede llegar a confirmar tus sospechas.

Sin embargo, en ocasiones, los síntomas físicos que manifiestan los niños pudieran llegar a hacer que la evaluación sea cuesta arriba. En vista de ello, en estos casos, la recomendación es realizar una serie de estudios adicionales antes de que se llegue a la conclusión de que el niño padece algún trastorno de ansiedad.

Con respecto al pronóstico de la condición del niño, este depende de la gravedad de la situación, así como de la disponibilidad del tratamiento que requiere y su resiliencia, ya que muchos niños llegan a luchas con estos síntomas hasta que se convierten en adultos. No obstante, si se realiza un diagnóstico temprano y se le coloca un tratamiento adecuado, pueden llegar a controlar su ansiedad.

El tratamiento incluye terapia conductual, intervenciones padre-hijo y de otros familiares y algunos fármacos. Por lo general, inhibidores selectivos y medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes y ansiolíticos, en los casos más problemáticos.

Los casos más leves solo requieren de la terapia conductista, en donde los niños son expuestos, de manera sistemática y graduada, a aquellas situaciones que les generan ansiedad. Así, poco a poco, los niños llegan a sentir menos ansiedad.

No obstante, sin importar cuál sea el caso, lo mejor y lo más recomendable, siempre será que acudas a un profesional de la salud especializado en el tratamiento de niños. De esta manera, te estarás asegurando de que tu hijo reciba la atención que necesita para poder disfrutar de una buena calidad de vida.

No des por sentado de que no querer ir al colegio se trata de una simple pataleta. Si el problema persiste, trata de determinar qué está sucediendo con tu hijo, solo así podrás brindarle ayuda profesional y oportuna para que llegue a ser un adulto mental y emocionalmente saludable.

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